Marcela Eslava
Tras graduarse de pregrado y posgrado como economista de la Universidad de los Andes y luego de trabajar allí varios años como docente e investigadora, para Marcela Eslava no fue una sorpresa ser elegida como la segunda mujer que desde 1949 asume la decanatura de la facultad de economía de esta prestigiosa universidad.
Este ascenso lo considera parte de un camino natural, que están transitando ella y sus compañeros. "Es como pasar la antorcha en un grupo que ha sido protagonista de la transformación de la facultad, donde cada vez se le ha dado más importancia a la carrera académica. Nuestra fortaleza es que a todos nos gusta la investigación y la docencia", comenta.
Su motivación para ser economista fue el interés por entender la sociedad y el aparato productivo. Al terminar el pregrado hizo la práctica en el Banco de la República y allí le correspondió ser asistente de Juan Carlos Echeverry, uno de los decanos que la antecedieron.
Con él se fue a Planeación Nacional y luego se a cursar un doctorado en la Universidad de Maryland at College Park. Su tesis fue sobre política fiscal y banca central, pero tuvo la oportunidad de ser asistente de investigación en dinámicas laborales, empresariales y de productividad. Entró a ese estudio porque necesitaban alguien que pudiera venir a Colombia a investigar en el verano. Explica que, contrario a lo que se podría pensar, el Dane tiene buenas estadísticas del sector productivo.
Para ese momento Echeverry ya era el decano de economía de los Andes y empezó a darle un mayor carácter de investigación a la facultad. Eso implicó convocar a profesores que estaban terminando sus doctorados en el exterior y así fue como Eslava regresó a su alma mater.
Su trabajo de investigación se ha enfocado en la relación entre dinámica empresarial, productividad y regulaciones. Este conocimiento, junto con el de sus colegas especialistas en macroeconomía, es de gran utilidad en la actual coyuntura, pues se requieren propuestas para reactivar el aparato productivo.
Plantea que debe haber un consenso respecto a qué se necesita: una planeación integral para atender la emergencia y no una respuesta inmediatista. También se debe establecer un camino de mediano y largo plazo para salir de la cuarentena. Además, la ayuda a las empresas dependerá del camino que se trace para que cada sector sepa desde ya cuándo va a poder reiniciar actividades. Agrega que mientras los informales pueden retomar sus labores rápidamente, los formales no y eso justifica medidas como los subsidios a las nóminas.
Considera que los créditos con garantía funcionan en la medida que las empresas sepan cuál es el plan hacia adelante. Si saben que en dos meses pueden abrir, se endeudan, pero si les dicen "más adelante veremos qué pasa", es imposible hacer cualquier planeación.
Los profesores que hacen investigación junto con la nueva decana indican que lo más importante es tener un plan de salud para convivir con el virus. Si el plan es quedarnos encerrados hasta que aparezca la vacuna, se necesita un Estado que planee una economía de guerra para proveer alimentación a todos sus ciudadanos, sostiene Eslava. Pero precisa que esto no solo tiene impacto económico, sino también social (afecta el proyecto de vida de las personas) y humano, pues muchas enfermedades, como el cáncer, no van a ser detectadas y tratadas a tiempo.
Sobre sus metas al frente de la facultad, sostiene que más que suyas son las del cuerpo colegiado que ahora va a liderar. El plan es mantener la excelencia académica, la dinámica de innovación en docencia y la influencia en distintas áreas del desarrollo del país.
El gran reto que viene es adaptarse a las nuevas realidades del mercado laboral. Hay que reconcebirlo en un mundo en el que ya no es tan claro que muchos van a ser empleados y en donde las competencias blandas se vuelven más importantes, dice esta economista, académica y madre de tres hijas.