Hace nueve años, Camila García decidió crear un restaurante que le hiciera homenaje a su región y lo llamó Bastimento, que significa un fiambre envuelto en hojas de plátano que lleva yuca, carne salada, plátanos fritos y costillas de cerdo. Esa “lonchera” era la clásica que llevaban los vaqueros en su largo periplo de arriar el ganado por las grandes llanuras.
Conceptualizar lo que da la tierra llanera en la mesa no ha sido fácil, como tampoco lo fue convencer a los comensales de que sí se podía reinterpretar la cocina regional más allá de la cachama y de la mamona. La chef ha jugado con creatividad en su carta con ingredientes que se usan extensivamente en el departamento como lo son el plátano, el arroz, la carne y la yuca. Así, el plátano maduro encuentra distintas formas como arepitas, chips, mermelada, rollitos y conitos rellenos de pisillo (carne seca deshilachada), o los corchitos a manera de postre rellenos con nutela, que por cierto, son maravillosos acompañados de un helado de limón mandarino.
Así mismo, dentro de las entradas, están los ñoquis de plátano bañados con una crema de leche aromatizada con ajo y albahaca, y tiritas de jamón serrano, una combinación un tanto exótica, pero que funciona muy bien tanto en tamaño como en sabor y texturas. Por otra parte, el carpaccio de falsa mamona está muy bien logrado con esas notas ahumadas, características del plato popular que armonizan con la ensalada de lechugas, cilantro, mango y cebolla roja asada.
Dentro de los platos llaneros se encuentra uno de los platos más vendidos, el Amarillo a la Monseñor, se trata de filetes de este pescado en salsa de mariscos aromatizada en leche de coco con champiñones gratinados. Valdría la pena aclarar, que los langostinos y los mariscos tienen un puesto ganado de sofisticación y que son muy demandados por los comensales locales, a pesar de que no tienen que ver mucho con la cocina de la región.
Para destacar, las chuletas de cachama apanadas en harina de yuca con cimarrón sobre una salsa de hogao criollo, el pisillo de amarillo servido con arroz jazmín y ensalada de aguacate, un plato liviano, delicado y muy bien presentado.
Maravilloso saber que en Villavicencio existe esta propuesta que va más allá de los asaderos.
Precio promedio plato fuerte: $32.000
Dirección: carrera 32 No. 41-24, centro. Villavicencio
Teléfono: (8) 671 4379