El río Bogotá, conocido por ser uno de los más contaminados del mundo, recobra, lentamente, su transparencia original. Los trabajos para recuperarlo avanzan sin descanso y en breve dejarán a este afluente como lo que debe ser: la arteria más importante de la capital y de la región. Su recuperación es el reflejo de la revolución del agua que, desde hace cuatro años, realiza la ciudad. “Los bogotanos deben valorar tres cosas de la gestión que realizó la presente Alcaldía: obras adecuadas para una ciudad moderna, una estructura ecológica y de cuerpos de agua con una mayor integración al ecosistema de la ciudad, y un manejo financiero óptimo que permitió su saneamiento y dar utilidades”, señala Lady Johanna Ospina, gerente general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB). Varios hitos resumen el trabajo de esa entidad, los cuales se suman a otros que se proyectan para el futuro. “Esta es una herencia que se debe seguir desarrollando –explica la funcionaria– porque existen numerosos proyectos que quedaron financiados y estructurados para que se culminen en años venideros”. Uno de los indicadores más claros de ese trabajo son las finanzas de la EAAB, en el periodo comprendido entre enero de 2016 y octubre de 2019 se generaron 1,4 billones de pesos de los cuales fueron transferidos al Distrito 441.000 millones de pesos, se reinvirtieron en infraestructura de colegios, escuelas, obras sociales o en más inversiones relacionadas con el servicio de acueducto y alcantarillado. En complemento y tratando de consolidar todo el trabajo realizado, los hitos más importantes logrados por la empresa durante el último cuatrienio son: Redes más que sociales Tuberías de más de 60 años fueron rehabilitadas en toda la ciudad.  La EAAB tiene actualmente inversiones en todas las localidades de Bogotá y numerosos frentes de obra que permitieron rehabilitar y modernizar 437 kilómetros de redes de acueducto y alcantarillado.  Son numerosos los trabajos que se efectuaron para ampliar la capacidad de las redes, con el fin de solucionar problemas que existían desde hace varios años, como las inundaciones. La razón es que en la ciudad aún hay tramos de redes y tuberías con más 60 años que deben ser renovadas. El desarrollo en la infraestructura alcanzó uno de los mejores indicadores en agua potable en Colombia y en América Latina. Esta es apta para el consumo humano y su cobertura es del 99,9 por ciento. Modernizar la ciudad  Tener una visión de futuro fue fundamental para trazar el plan de obras e inversiones de la EAAB para el cuatrienio.  El plan local tuvo en cuenta las necesidades presentes y el desarrollo futuro de la ciudad, por eso la administración visualizó lo que sería Bogotá en 2040.  Para definir un modelo de ciudad moderna se tuvo que superar el atraso en infraestructura, y con este fin se desplegó una de las inversiones más grandes de la historia de la empresa. Se ejecutarán 6,4 billones de pesos entre 2016 y 2025. La administración, durante estos últimos cuatro años, realizó obras de infraestructura social y de prestación del servicio. Para esto se gestionaron más de 3,8 billones de pesos.  “Tener un buen servicio requiere de un esfuerzo grandísimo y por eso el alcalde Enrique Peñalosa nos fijó la meta de proyectar la ciudad a futuro y a la vez lograr que se superara gran parte del atraso en acueducto y alcantarillado”, enfatiza Lady Johanna Ospina. Resurrección del río  La recuperación de la principal arteria de la capital recibió un impulso vital en su historia.  En 2016, los trabajos en el río Bogotá comenzaron con el reto de reducir los vertimientos y la carga contaminante. Para cumplir este propósito la empresa gestionó los 4,5 billones de pesos que se necesitaba para sacar adelante esta megaobra.  Sin embargo, tuvo algunos obstáculos en su desarrollo. Uno de ellos fue el contrato que abandonó la firma Odebrecht, el cual quedó sin terminar; esto provocó que el sistema de alcantarillado, relacionado con este cuerpo de agua, quedara sin funcionamiento un 70 por ciento debido a que había dos túneles a gran profundidad que quedaron sin conectar. La actual administración los financió y contrató de manera que hoy existe una red totalmente funcional de más de 10.000 kilómetros.  Otro hito fue contratar e iniciar las obras de la estación elevadora Canoas, la cual tiene un costo de 388.785 millones de pesos que comprenden estudios, diseños, obra e interventoría, y es esencial para el proceso de saneamiento. Este megaproyecto permitirá retirar los elementos sólidos del agua y generar energía eléctrica en 2022, así como dar el primer gran paso para la descontaminación de los ríos Fucha, Tunjuelo y Soacha, mejorando la calidad de vida de más de 2 millones de bogotanos.  A su vez, la gestión realizada dejó listos los diseños detallados de la fase II de la planta de tratamiento PTAR Canoas y la financiación completa para su construcción. Este será el proyecto ambiental más grande del país y con ella se tratará el 70 por ciento de las aguas residuales producidas en Bogotá y el ciento por ciento de Soacha.  Lea también: Servicios públicos, la piedra angular de las ciudades Para completar el sistema, en equipo con la CAR, se dejó en ejecución la planta PTAR Salitre, un centro de transformación y de recuperación del recurso, el cual, una vez culmine, a finales del próximo año, tratará el 30 por ciento de las aguas residuales de Bogotá.  El saneamiento del río Bogotá requirió, además, del desarrollo de numerosas obras para eliminar las conexiones irregulares del sistema de aguas residuales y ajustes para descontaminar otros afluentes que desembocan en él. Verde, que te quiero verde  Varios proyectos ambientales permiten hoy que los habitantes disfruten de la flora y fauna de la ciudad.  Permitir a los ciudadanos disfrutar de los humedales que tiene Bogotá, en vez de alejarlos de ellos, fue una de las tareas que se trazó esta administración. El objetivo no era fácil porque muchos de ellos estaban cerrados: convertidos en basureros, con construcciones ilegales y sitiados por la delincuencia. A su vez, los canales y ríos urbanos estaban llenos de escombros y muy sedimentados.  Por esta razón se adelantaron arduos trabajos para extraer más de 170.000 toneladas de residuos de los humedales y canales de aguas lluvia, lo cual ha sido fundamental para cambiar las condiciones de este ecosistema.  Los resultados son visibles: al culminar 2019 estarán en construcción seis proyectos que tendrán 34 kilómetros de senderos, miradores y aulas ambientales para que los bogotanos puedan caminar, montar en bicicleta y disfrutar de la fauna y flora de estos lugares.