De acuerdo con información del Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés), la hepatitis A es una infección viral que causa inflamación y daño al hígado.

“La hepatitis A es una infección aguda o de corta duración, lo que significa que las personas generalmente mejoran sin tratamiento después de unas pocas semanas. La hepatitis A no lleva a complicaciones a largo plazo, como la cirrosis, porque la infección dura poco tiempo”, precisa.

En cuanto a los síntomas de la hepatitis A, el NIDDK recoge que algunas personas los desarrollan de dos a seis semanas después de haber estado en contacto con el virus. Estos son los más comunes:

  • Orina de color amarillo oscuro.
  • Sensación de cansancio.
  • Fiebre.
  • Heces de color gris o arcilla.
  • Dolor en las articulaciones.
  • Pérdida de apetito.
  • Náuseas
  • Dolor en el abdomen.
  • Vómitos
  • Ojos y piel amarillentos (ictericia)
El dolor abdominal es uno de los síntomas asociados a la hepatitis A. | Foto: Gettyimages

“Algunas personas infectadas con hepatitis A no tienen síntomas, incluyendo muchos niños menores de 6 años. Los niños mayores y los adultos tienen más probabilidad de tener síntomas”, precisa el NIDDK.

En caso de presentar los síntomas descritos anteriormente, es recomendable acudir a un profesional de la salud para realizar los estudios pertinentes y así establecer un diagnóstico preciso.

Virus de la hepatitis A. | Foto: Getty Images

¿Qué causa la hepatitis A?

La enciclopedia médica MedlinePlus reseña que la hepatitis A es causada por el virus de la hepatitis A. Dicho virus se transmite a través del contacto con las heces de una persona infectada.

Los posibles escenarios de contagio incluyen:

  • Consumo de alimentos elaborados por alguien que tiene el virus y no se lavó las manos bien después de ir al baño.
  • Beber agua contaminada o comer alimentos que se enjuagaron con agua contaminada.
  • Tener contacto sexual con alguien que tiene hepatitis A.

El servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos expone los casos puntuales en que se podría originar el contagio. En ese orden de ideas, el NIDDK también aclara algunas dinámicas mediante las cuales no ocurre el contagio.

  • Si una persona infectada tose o estornuda encima suyo.
  • Por estar sentado al lado de una persona infectada.
  • Por abrazar a una persona infectada.

Teniendo claro estas salvedades se entiende que el contagio no se da a partir de un contacto superficial. En tal virtud, se requiere un mayor nivel de proximidad.

Para prevenir la infección, Mayo Clinic recomienda vacunarse contra la hepatitis A o recibir una inyección de un anticuerpo llamado “inmunoglobulina” en las dos semanas siguientes a la exposición al virus de la hepatitis A.

Adicionalmente, la fuente consultada también enumera algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de contagio:

  • Trabajar o viajar a lugares del mundo donde la hepatitis A es frecuente.
  • Vivir con una persona que tiene hepatitis A.
  • Ser hombre y mantener contacto sexual con otros hombres.
  • Tener algún tipo de contacto sexual con alguien que tiene hepatitis A.
  • Estar infectado por el VIH.
  • Ser habitante de calle.
  • Usar algún tipo de droga ilícita recreativa.
Virus de la hepatitis A. | Foto: Getty Images

¿Cuál es el tratamiento para la hepatitis A?

El NIDDK explica que el tratamiento incluye descansar, beber muchos líquidos y comer alimentos saludables para ayudar a aliviar los síntomas. El médico tratante también puede sugerir medicinas para ayudar a aliviar los síntomas.

“No existe un tratamiento específico para la hepatitis A. La mejor manera de recuperarse es descansar, beber muchos líquidos y consumir alimentos saludables. Su proveedor también puede sugerir medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas. En casos más graves, es posible que necesite atención en un hospital”, anota MedlinePlus.

En tal virtud, la prevención es clave para evitar el contagio de hepatitis A. Es recomendable acudir a los servicios de salud para obtener la vacuna contra el virus.