El reciente aumento en el número de casos de la fiebre de Oropouche y las primeras muertes asociadas a él llevaron a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a emitir una alerta epidemiológica para reforzar la vigilancia e implementar el diagnóstico del virus que produce la enfermedad.

La fiebre de Oropuche se transmite a través de los jejenes (mosca de arena) y mosquitos, y fue detectada por primera vez en Brasil en 1960, en la sangre de un oso perezoso. Desde entonces, se han contabilizado casos, principalmente en la región amazónica, así como en otros países de América Latina.

El virus Oropouche se transmite mediante la picadura de mosquitos. | Foto: getty

La enfermedad tiene síntomas parecidos a los del dengue, aunque más leves, como fiebre repentina, dolor de cabeza intenso, dolor en las articulaciones y músculos, y, en algunos casos, exantema (erupción cutánea), fotofobia, diplopía (visión doble), náuseas, vómitos y diarrea. Los síntomas pueden durar de cinco a siete días.

La mayoría de los casos se recupera sin secuelas. Una baja proporción de los casos puede requerir varias semanas para la recuperación completa. En raras ocasiones, pueden presentarse casos graves con meningitis aséptica.

Según la OPS, hasta finales de julio, en 2024 se han reportado 8.078 casos confirmados de Oropouche en la región, con dos defunciones. Los casos se distribuyen en cinco países: Bolivia (356 casos), Brasil (7.284 casos, incluyendo dos defunciones), Colombia (74 casos), Cuba (74 casos) y Perú (290 casos).

Tras la picadura, la infección se resuelve en un lapso de dos a tres semanas. En casos excepcionales, el OROV puede provocar incluso meningitis o encefalitis. | Foto: El País

El organismo internacional informó además que, aunque la fiebre de Oropouche se ha descrito históricamente como leve, su expansión y la detección de casos más graves “subrayan la necesidad de una mayor vigilancia y caracterización de posibles manifestaciones más severas”. En especial si se tiene en cuenta que, en julio, Brasil reportó la investigación de casos de transmisión de mujeres embarazadas al feto.

El virus OROV puede ser confirmado mediante técnicas moleculares de laboratorio, pero la OPS advirtió que debido a que la presentación clínica del Oropouche es similar a la de otras infecciones arbovirales y ante la falta de una vigilancia sistemática en muchos países, existe la posibilidad de que los sistemas de vigilancia subestimen la frecuencia de la enfermedad.

Se recomienda el uso de repelentes para evitar las picaduras de mosquitos transmisores. | Foto: Getty Images

La OPS recomienda a los países de la región que refuercen la vigilancia epidemiológica y el diagnóstico de laboratorio, en particular para identificar situaciones fatales y severas, y posibles incidencias de transmisión vertical. Además, insta a ampliar las campañas de prevención y fortalecer las acciones de vigilancia entomológica y de control vectorial para reducir las poblaciones de mosquitos y jejenes.

También se recomienda a la población tomar medidas preventivas, como el uso de repelentes, ropa que cubra piernas y brazos, y mosquiteros de malla fina, y tomar precauciones adicionales durante brotes, especialmente para grupos vulnerables como mujeres embarazadas.

No existen vacunas ni tratamientos antivirales específicos para la fiebre de Oropouche. El manejo de la enfermedad es sintomático, centrado en aliviar el dolor y rehidratar al paciente.

La alerta epidemiológica emitida por la OPS busca informar y advertir a los profesionales de la salud, así como al público en general, sobre la aparición, aumento o riesgo inminente de una enfermedad o evento de salud pública que puede tener un impacto significativo en la salud de la población.

Según el Instituto Nacional de Salud, los 74 casos confirmados de Oropouche en el país se dieron en Amazonas, Caquetá y Meta. El 51,4 % de los reportes corresponden a mujeres y el 36,5 % a niños y jóvenes entre los 10 y 19 años. Por ahora, Colombia no ha registrado muertes por esta enfermedad.