El consumo frecuente de alimentos fritos, en especial las populares papas a la francesa, está “fuertemente asociado” con un mayor riesgo de sufrir ansiedad y depresión, que es del 12 % y el 7 %, respectivamente.
Esa asociación es “más pronunciada” entre los hombres y los consumidores más jóvenes, indica un estudio a cargo de investigadores chinos que publicó la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America).
Basta recordar que 100 gramos de papas fritas contienen más de 500 calorías, una cifra bastante elevada si se tiene en cuenta que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, se deben consumir, al día, entre 1.600 y 2.000 calorías, en el caso de las mujeres, y entre 2.000 y 2.500, los hombres.
La investigación publicada en PNAS obtuvo los resultados a través de un estudio poblacional y además profundizó en las causas. Para ello, se usaron peces cebra a los que se les expuso a largo plazo a la acrilamida, un componente que se produce con la fritura de los alimentos.
La acrilamida es una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocinado cotidianos a altas temperaturas, como los fritos, los tostados, los asados y también durante procesos industriales a 120 grados centígrados y a baja humedad.
“La exposición prolongada a la acrilamida induce ansiedad y comportamientos depresivos a través de la neuroinflamación mediada por el estrés oxidativo”, escriben los investigadores de este estudio.
El conjunto de resultados “aportan pruebas sólidas para desentrañar el mecanismo de la ansiedad y la depresión desencadenadas por la acrilamida, y ponen de relieve la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental”.
La depresión y la ansiedad son dos de los desórdenes mentales más prevalentes a nivel global y la pandemia de covid-19 supuso un aumento. El estudio recuerda que más de un 5 por ciento de los adultos sufren depresión. Un informe de la OMS indica que el 4,7 % de los colombianos sufren este mal.
La depresión es un trastorno de salud mental que, según el National Institute of Mental Health (NIH), causa síntomas que afectan los sentimientos, y la coordinación de actividades diarias como dormir, comer o trabajar.
Este problema de salud puede afectar a cualquier persona, independientemente de la edad, raza o género, pero hay investigaciones que sugieren que los factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos desempeñan una función en la depresión.
Coordinado por la Universidad de Zhejiang (China), el estudio usó datos de 140.728 personas procedentes del banco de datos biomédico Biobanco, del Reino Unido.
Para entender bien cómo funciona la exposición crónica a la acrilamida y su relación con la depresión y la enfermedad, el equipo usó un modelo del pez cebra al que puso en contacto con esa sustancia durante 180 días.
Esa exposición crónica deteriora la capacidad de exploración de nuevos tanques y objetos, así como la sociabilidad de los peces adultos, que mostraban comportamientos similares a la ansiedad y la depresión, indica la investigación.
El equipo también observó que perturbaba notablemente sus perfiles de comportamiento y alteraba la preferencia por la luz/oscuridad (escototaxis).
También en los peces, la exposición crónica a ese producto induce alteraciones del metabolismo lipídico cerebral y neuroinflamación, así como desregula el metabolismo de dos tipos de lípidos (esfingolípidos y los fosfolípidos), que desempeña un papel importante en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión.
Signos y síntomas de la depresión
El instituto en mención lista algunos síntomas comunes que se pueden identificar cuando una persona sufre depresión:
- Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o ‘vacío’.
- Sentimientos de desesperanza o pesimismo.
- Sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia.
- Pérdida de interés o placer en las actividades y los pasatiempos.
- Fatiga, disminución de energía o sensación de que está más lento.
- Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
- Dificultad para dormir, despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado.
- Cambios en el apetito o en el peso sin haberlos planificado.
- Dolores y molestias, dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento.
- Intentos de suicidio o pensamientos sobre la muerte o el suicidio.