La alimentación y las rutinas empiezan desde que se es niño, es decir, si se quiere implementar un hábito, lo mejor es que este se empiece a llevar a cabo desde temprana edad. La alimentación complementaria empieza desde los seis meses de vida cuando los menores dejan de tomar leche materna o de tarro para empezar a adentrarse en el mundo de los sabores y olores que ofrece la amplia gama de alimentos que se tienen para su consumo.

El pediatra es el profesional indicado para mencionarle a los padres la manera en la que deben involucrar los diferentes tipos de alimentos en su bebé, a su vez, sus cocciones adecuadas para evitar atragantamientos en los menores y la manera en la que se deben ingerir para reconocer si tienen o no algún tipo de contraindicación con algún alimento; es decir, si son alérgicos.

Lo mejor es involucrar alimentos siempre en su estado natural como frutas, verduras, proteínas y evitar los condimentos, los dulces, los ultraprocesados y las bebidas diferentes al agua, ya que a partir de esta edad el menor puede empezar a ingerir agua potable como complemento de su alimentación y de la leche. Cabe mencionar que la leche materna o de fórmula sigue siendo su principal alimento hasta los 12 meses.

Luego de esta etapa y cuando los niños son más grandes, empiezan a entrar en el mundo de los productos empaquetados, bien sea porque son consumidos por sus padres o porque ven que otros niños los llevan en sus loncheras; sin embargo, la idea es enviarles loncheras saludables a los menores preparadas en casa y que contengan la mayor cantidad de productos naturales sin modificaciones que afecten la salud de los niños a corto, mediano y largo plazo.

Infobae en su sección de salud y cuidado personal menciona tres alimentos que se le ofrecen con frecuencia, en los hogares, a los niños, bien sea por desconocimiento o falta de claridad en la tabla nutricional, ya que no, aunque parecen ser saludables, no lo son.

La alimentación puede influir en el estado de ánimo de los niños. | Foto: fiorigianluigi
  • Cereales para el desayuno: no se puede negar que en medio de una ardua rutina para alistar a los niños para el colegio se escogen opciones fáciles y rápidas que agilicen la rutina matutina; por eso, en el desayuno de varios menores se encuentra presente el cereal con leche. Pero, esta no es la opción más saludable, ya que la mayoría de ellos vienen cargados de grandes cantidades de azúcar, sodio, harinas refinadas y aditivos.
Los cereales procesados no son la opción más saludable para el desayuno de un niño. | Foto: &#169 Brian Hagiwara/FoodPix
No todos los productos que dicen ser integrales son salusables. | Foto: YinYang
  • Gaseosas, jugos envasados o aguas saborizadas: estos alimentos no deberían estar presentes en la dieta de ninguna persona, ya que tienen cantidades desmedidas de azúcar. Las personas que las ingieren con frecuencia están en riesgo de padecer enfermedades como la diabetes o la obesidad. Para generar un buen hábito en los niños lo mejor es ofrecerles agua para que acompañen su comida y se acostumbren a disfrutar de su consumo.
  • También es importante recordar que los jugos que dicen ser de fruta natural y son comercializados en los diversos supermercados, por lo general, si traen jugo de dicha fruta más una cantidad desorbitante de azúcar, por eso lo mejor siempre es consumir la fruta en su estado natural.
Este tipo de productos pueden generar obesidad, diabetes e hipertensión. | Foto: Getty Images