Las cifras preocupan a la ciencia: se cree que en todo el mundo hay cerca de 60 millones de personas que viven con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. Para el 2030, si no se dan descubrimientos novedosos, se dará un aumento sustancial de la enfermedad que alcanzaría casi los 74,7 millones. Para el año 2050, las tasas podrían superar los 131,5 millones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que de esos 60 millones de personas a nivel global que viven con Alzheimer, un 8.1 por ciento son mujeres y 5.4 por ciento, hombres mayores de 65 años.

Un estudio proteómico realizado por primera vez en la amígdala cerebral humana por parte de investigadores del grupo de Neuroplasticidad y Neurodegeneración de la Universidad española de Castilla-La Mancha (UCLM, centro del país), revela que esta región es clave en el progreso del alzhéimer. | Foto: GettyImages

De ahí los esfuerzos de los científicos por contener el avance y mejorar el diagnóstico de esta enfermedad cuyas características más comunes son olvidos de eventos recientes, problemas de lenguaje, alteraciones del pensamiento abstracto, desorientación, cambios en el estado de ánimo, pérdida de habilidades previamente adquiridas como manejar y llevar sus cuentas; olvido de lugares habituales, nombres de personas cercanas y vestirse por sí mismas, entre otras. En fases terminales es posible que presente dificultades al tragar, caminar, hablar e incontinencia fecal y urinaria.

Precisamente, un estudio proteómico realizado por primera vez en la amígdala cerebral humana por parte de investigadores del grupo de Neuroplasticidad y Neurodegeneración de la Universidad española de Castilla-La Mancha (UCLM, centro del país), revela que esta región es clave en el progreso del alzhéimer.

Las conclusiones de esta reciente investigación, según explicó la UCLM en un comunicado de prensa, podría abrir un nuevo camino a terapias que sirvan para combatir una enfermedad que sufren entre el 60 y el 70 por ciento de los 60 millones de personas que padecen demencia en el mundo, según datos de la OMS.

Para el desarrollo de la investigación, que forma parte de la tesis doctoral de Melania González Rodríguez, el grupo de investigación analizó el tejido cerebral humano de 36 donantes procedentes de la Red Nacional de Biobancos y correspondientes a pacientes que sufrían la enfermedad de Alzheimer y otros que no la presentaban.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que de esos 60 millones de personas a nivel global que viven con Alzheimer, un 8.1 por ciento son mujeres y 5.4 por ciento, hombres mayores de 65 años. | Foto: Phil Leo / Michael Denora

El estudio se centró en la amígdala cerebral humana, una región que recibe ese nombre por su forma de almendra y que es muy importante en el funcionamiento cerebral, ya que está altamente conectada con las funciones conscientes que procesa fundamentalmente la corteza y las respuestas autónomas. Una región que es primordial en el control de las emociones.

La investigación, que fue publicada en Brain Pathology, —revista oficial de la Sociedad Internacional de Neuropatología financiada por la UCLM y los gobiernos regional y español—, revela una importante pérdida de volumen de la amígdala cerebral humana en el grupo de pacientes con alzhéimer.

Sin embargo, esa reducción no estaba relacionada con la pérdida de neuronas a pesar de la gran cantidad de depósitos de marcadores patológicos.

Por el contrario, sí detectó un aumento importante de las células de glía (del sistema nervioso) asociadas a la inflamación de la región de la amígdala.

Este trabajo es uno de los primeros análisis proteómicos de la amígdala humana en la enfermedad de Alzheimer y permitió identificar más de 2.000 proteínas, algunas de las cuales, luego de distintos análisis bioinformáticos, constituyen potenciales biomarcadores de la enfermedad, los cuales ayudarán a su diagnóstico y tratamiento.

Enfermedad de Alzheimer. | Foto: Getty Images

Los resultados son de gran relevancia por el número de pacientes afectados y porque amplía las posibilidades de atención para la detección de una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de proteínas patológicas en distintas regiones cerebrales y que tiene entre sus síntomas más característicos la pérdida de memoria.

No obstante, el depósito de proteínas tiene lugar décadas antes de que esa sintomatología sea detectable, de ahí la necesidad de un diagnóstico temprano de la enfermedad y de la importancia de estudios como este desarrollado por la UCLM.