De acuerdo con información del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLB, por sus siglas en inglés), la anemia es una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos.
“Si tiene anemia, su cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno. La falta de oxígeno puede hacer que se sienta cansado o débil”, detalla la fuente consultada.
Adicionalmente, las personas que padecen anemia también pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar, mareos, dolores de cabeza o latidos cardíacos irregulares.
Algunas personas corren mayor riesgo de padecer anemia, incluidas las mujeres durante sus períodos menstruales y el embarazo. “Las personas que no obtienen suficiente hierro o ciertas vitaminas y las personas que toman ciertos medicamentos o tratamientos también corren un mayor riesgo”, sostiene el NHLB.
En algunos casos, la anemia también puede ser un signo de una afección más grave, como sangrado en el estómago, inflamación por una infección, enfermedad renal, cáncer o enfermedades autoinmunes. Por esta razón, es clave acudir a un profesional de la salud ante cualquier señal de alarma. De esta manera, será posible obtener un diagnóstico preciso y definir el tratamiento adecuado.
Alimentación para combatir la anemia
La recomendación básica para tratar y prevenir la anemia, desde la alimentación, es priorizar la ingesta de hierro. La enciclopedia médica MedlinePlus reseña que este mineral se encuentra en cada célula del cuerpo.
“El hierro se considera un mineral esencial debido a que se necesita para producir hemoglobina, una parte de las células sanguíneas”, precisa el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Así mismo, indica que en vista de que el cuerpo no puede producir el hierro por su cuenta, este debe ingerirse a partir de la comida o mediante suplementos.
En esa línea, los cinco alimentos clave que se debería incluir en la dieta para combatir la anemia son:
- Legumbres secas.
- Frutas deshidratadas.
- Huevos (especialmente las yemas).
- Cereales fortificados con hierro.
- Carne roja y magra (especialmente la carne de res).
De igual manera, MedlinePlus anota que otros alimentos ricos en hierro son: ostras, carne de aves, carnes rojas oscuras, salmón, atún y granos enteros.
“Si se mezcla algo de carne magra, pescado o carne de aves con legumbres o verduras de hojas oscuras en una comida, se puede mejorar hasta tres veces la absorción de hierro de fuentes vegetales. Los alimentos ricos en vitamina C (como los cítricos, las fresas, los tomates y las patatas o papas) también aumentan la absorción de hierro”, sostiene la fuente consultada.
Estudio reveló cuál es la anemia más peligrosa y las medidas que se emplean para su tratamiento
Un estudio liderado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos) estimó que el número de muertes por anemia falciforme es 11 veces mayor de lo que indican las fuentes de datos de mortalidad por sí solas.
La anemia falciforme no solo está infradiagnosticada, sino que además aumenta el riesgo de infección y de muerte por afecciones como ictus, problemas cardiacos, renales y complicaciones del embarazo.
Esto significa que el médico que atiende a un paciente con anemia falciforme, que ha fallecido por ictus, puede no saber siquiera que esa persona tenía anemia falciforme o puede no saber que la anemia falciforme puede causar ictus, lo que podría llevar al médico a no incluir esta enfermedad como causa de muerte de esa persona.
El estudio, publicado en la revista científica The Lancet Haematology y financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, analizó datos sanitarios mundiales de 2000 a 2021.
Cuando se combinaron otras fuentes de datos sobre prevalencia e incidencia de nacimientos con los datos de mortalidad en modelos epidemiológicos, en 2021, la carga total de mortalidad de la anemia de células falciformes fue de 373.000 muertes, frente a 34.600 muertes solo por anemia de células falciformes, o muertes por causas específicas.
El aumento fue especialmente pronunciado en el sur de Asia y el África subsahariana, donde las cifras de mortalidad fueron 67 veces y nueve veces mayores, respectivamente.
“Nuestra investigación revela la cruda realidad de que la anemia falciforme es mucho más mortal de lo que se describe en los libros de texto. El número de bebés que nacen con anemia falciforme está aumentando, lo que significa una primera infancia muy difícil. Los pacientes son más susceptibles a infecciones y otras afecciones graves, por lo que la detección precoz es clave para el tratamiento”, destacó Nicholas Kassebaum, autor principal del trabajo.