El cáncer es una enfermedad muy conocida en todo el mundo, que no es transmisible. Esta se presenta en el momento en que las células dañadas o anormales, en lugar de ser eliminadas (como es el proceso normal), empiezan a reproducirse.

La Organización Mundial de la Salud explica que una característica definitiva del cáncer “es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, en un proceso que se denomina ‘metástasis’. La extensión de las metástasis es la principal causa de muerte por la enfermedad”.

Asimismo, la OMS indica que entre los cánceres más comunes están el de mama, el de próstata, pulmón, colon y recto. Tan solo en 2020 el organismo registró 2,26 millones de casos de cáncer de mama.

El cáncer de mama es uno de los más comunes alrededor del mundo. | Foto: Getty Images

Además, indican que algunos de los principales factores de riesgo son: “el consumo de tabaco y de alcohol, la alimentación poco saludable, la inactividad física y la contaminación del aire son factores de riesgo de cáncer y de otras enfermedades no transmisibles”.

En el caso específico del cáncer de mama, la American Cancer Society (Sociedad Americana de Cáncer de los Estados Unidos), registra que “alrededor del 15 % de las mujeres con cáncer de seno tiene un familiar con esta enfermedad” y menciona dos genes llamados BRCA1 y BRCA2, que son considerados como la “causa más común” del cáncer de seno hereditario.

Normalmente, son genes relacionados con la producción de proteínas que son útiles para reparar el ADN cuando se daña. Pero cuando los genes mutan, favorecen la aparición y el crecimiento anormal de células cancerígenas.

“En promedio, una mujer con una mutación en el gen BRCA1 o BRCA2 tiene una probabilidad de hasta 7 en 10 de padecer cáncer de seno a la edad de 80 años. Este riesgo también depende de cuántos otros familiares hayan tenido cáncer de seno. (Aumenta cuanto más miembros de la familia están afectados)”, explica la American Cancer Society.

Cáncer de mama sigue siendo estudiado | Foto: Getty Images

Así las cosas, recientemente, una investigación realizada en conjunto entre la Universidad Laval (Québec, Canadá) y la Universidad de Cambridge (Cambridge, Reino Unido), encontró “al menos 4 nuevos genes relacionados con el cáncer de mama que eventualmente podrían incluirse en pruebas para detectar mujeres con un riesgo elevado de padecer la enfermedad”, según el portal LabMedica.

El hallazgo de estos genes, podría significar el hecho de que el riesgo de padecer esta enfermedad se pueda predecir de manera temprana. “Al identificar a las mujeres con mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad, existe la posibilidad de mejorar los métodos de detección mamaria, las estrategias de reducción de riesgos y las prácticas de manejo clínico”, agrega el portal.

La OPS expone que en América Latina y el Caribe el cáncer de mama es el cáncer más común entre las mujeres y es el segundo en mortalidad. | Foto: Jacek Chabraszewski - Fotolia

En medio de la investigación se analizó el caso de 26.000 mujeres con cáncer de seno y a otras 217.000 que no tenían la enfermedad; todas ellas de diferentes países de Europa y Asia.

Al respecto, Jacques Simard, profesor de la Universidad Laval, manifestó: “Mejorar el asesoramiento genético para mujeres de alto riesgo promoverá la toma de decisiones compartida con respecto a las estrategias de reducción de riesgos, detección y determinación de opciones de tratamiento”.

El investigador agregó que, “aunque la mayoría de las variantes identificadas en estos nuevos genes son raras, los riesgos pueden ser importantes para las mujeres que las portan. Por ejemplo, las alteraciones en uno de los nuevos genes, MAP3K1, parecen dar lugar a un riesgo particularmente alto de cáncer de mama”.