Hay alerta por un incremento considerable relacionado con los casos de covid-19, pues según los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los contagios aumentaron en un 63%. Sin embargo, un dato alentador es que hubo una disminución del 56% en las muertes en comparación con los 28 días previos al último reporte.
Con corte del 13 de agosto de 2023, las cifras indican que desde el inicio de la pandemia se han confirmado 769 millones de casos, situación que ha dejado hasta el momento más de 6,9 millones de muertes en todo el mundo, números que no se veían posibles cuando inicio la pandemia y que crecen diariamente, aunque en menor medida.
Uno de los mayores problemas que se ha tenido para combatir el virus SARS-CoV-2, es su capacidad para generar nuevas variantes que, en algunos casos, pueden ser más mortales o más intensas en cuanto a sus síntomas, además de transmitirse con más facilidad.
Recientemente se conoció una nueva subvariante que se desarrolló de la variante Ómicron, se trata de la BA.2.86, también llamada ‘Pirola’, la cual mantiene en alerta a la OMS e incluso el pasado 17 de agosto la declararon como “variante de interés”.
Según las primeras informaciones suministradas por la misma organización, ‘Pirola’ tiene más de 30 variantes de aminoácidos en en su proteína espiga, algo que podría ayudarla a ser más transmisible, grave y mejorar su capacidad para evadir la inmunidad adquirida previamente.
Hasta el momento, de acuerdo con datos oficiales, se han reportado seis casos de esta subvariante en Dinamarca, Israel, Reino Unido y Estados Unidos. No obstante, los expertos advierten que la cifra puede ser mayor, debido a que no se ha realizado un seguimiento global en gran medida, algo que sí ocurrió en su momento con ‘Ómicron’ y ‘Delta’, dos de las variantes que generaron un incremento considerable de casos y una alerta en todo el mundo.
Hasta la fecha tampoco se conoce exactamente si BA.2.86 es más transmisible y si genera síntomas más fuertes que los conocidos hasta ahora. Por esta razón, los científicos se encuentran realizando los respectivos análisis para conocer más información, mientras que la OMS aconsejó seguir monitoreando el avance de los casos en todos los países.
“La OMS sigue pidiendo una mejor vigilancia, secuenciación y notificación de la covid-19 a medida que este virus continúa circulando y evolucionando”, indicó la entidad, recordando que esta enfermedad no se ha acabado, pese a que ya se ha vuelto poco a poco a la normalidad en todo el mundo.
Según estudio, el brazo en el que recibió la vacuna contra el coronavirus tendría relación con su efectividad
De un momento a otro, la pandemia pasó de ser un capítulo del pasado para los humanos. Lo que fue el día a día por dos años, ahora quedó en el recuerdo. Uno de los momentos más recordados del confinamiento fue la vacunación, lo que permitió que el regreso a la normalidad volviera.
Con la pandemia dejada en el pasado, un grupo de investigadores centraron sus estudios en la vacunación, concretamente si el brazo donde se aplicó la vacunación tuvo alguna incidencia en la efectividad. Los resultados fueron sorprendentes y fueron presentados en el informe ‘Diferencias en las respuestas inmunitarias humorales y celulares específicas del SARS-CoV-2 después de la vacunación contralateral e ipsilateral contra la covid-19′.
“La pregunta parece tan banal, tan trivial, que a nadie antes se le había ocurrido plantearla”, inicia exponiendo Martina Sester, coautora del estudio, bióloga y jefa del departamento del Instituto de Medicina de Infecciones del Hospital Universitario de Saarland.
Las dosis individuales de los regímenes de vacunas de dosis doble se administran secuencialmente en el músculo deltoides, por lo que el reciente estudio puso su atención en los efectos inmunológicos entre ambos brazos.
Por un lado, los investigadores tomaron como muestra a 303 personas que recibieron la segunda dosis de la vacunación en el lado ipsilateral o contralateral. Durante dos semanas después de la inyección, se estudió a profundidad los efectos del fármaco.
El gran resultado fue que, cumplido ese tiempo, el número de células T asesinas se redujo considerablemente en las personas que se aplicaron ambas dosis en el mismo brazo. Cuando se cambió la articulación, la eficacia fue claramente menor.