Una de las acciones realizadas por las personas al momento de temer complicaciones de salud es automedicarse. La experiencia permite conocer a ciencia exacta las dosis y medicamentos necesarios para solventar la situación.
La automedicación es uno de los fenómenos para enfrentar una enfermedad, siendo definida como la administración por decisión propia, ya sea por una experiencia previa con la misma dolencia o el consejo de una persona de confianza.
Teniendo en cuenta la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la automedicación se define como “la selección y uso de medicamentos por los individuos para tratar enfermedades o síntomas auto reconocidos”. Si bien no es una acción negativa, sino que en ciertos casos es beneficiosa para la mejoría de las personas. No obstante, hay que tener precauciones y ser responsables.
Adicionalmente, la automedicación consta de la ingesta de medicamentos de venta libre, no de aquellos recetados por un experto de salud. Estos fármacos no son considerados de gravedad, debido a que ayudan a aliviar la sintomatología presente por enfermedades leves.
La práctica en cuestión ha sido adoptada por cientos de personas alrededor del planeta, a tal punto que ha tenido efectos positivos en la salubridad pública. La automedicación cuenta con la particularidad de reducir la carga que implican las complicaciones leves para el sistema de salud en los países. En ese orden de ideas, permite contar con mayor personal para pacientes con complicaciones de gravedad mayor y que sí requieren un tratamiento más profundo.
La automedicación responsable, concretamente con el uso de medicamentos que se pueden adquirir sin receta, es positiva al ponerse en marcha para el tratamiento de síntomas menores, tales como dolor o acidez de estómago, y durante un tiempo limitado. Un ejemplo de fármacos de este tipo son los analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Otros beneficios de la automedicación son: alivia multitud de molestias leves que se presentan de forma habitual, constituye una forma de desahogo para el sistema sanitario, ayuda a conocer más acerca del desarrollo de otras enfermedades y permite ampliar la cobertura de salud.
Los medicamentos de venta libre cumplen un rol crucial a la hora de automedicarse, debido a que son fundamentales a la hora de tratar dolencias, gripes, fiebre, malestares generales y alergias.
Como se mencionó anteriormente, la automedicación es positiva siempre y cuando se haga con su debida responsabilidad. En ese orden de ideas, algunos consejos para esta práctica son los siguientes, acorde con la Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable (Iliar):
- Verificar que el producto esté aprobado para su venta libre o sin receta
- Utilizar solamente para los síntomas o indicaciones del producto.
- Consumir la dosis recomendada y el tiempo máximo de administración.
- Monitorear la respuesta del cuerpo y discontinuar en caso de reacciones adversas.
- Consultar a un profesional de salud si los síntomas persisten o empeoran durante el uso del producto.
Desde el punto de vista macro geográfico, la automedicación ha permitido ahorrar un total de 7.2 millones de dólares en todos los sistemas de salud presentes en América Latina. Por lo tanto, ha contribuido en reducir la duración y severidad de las condiciones médicas que no son de gravedad, lo cual implica no destinar recursos para esa área.