En el marco de la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, los países participantes votaron a favor de adoptar la resolución que busca prevenir los defectos del tubo neural como la espina bífida o la anencefalia.
“La investigación que soporta la resolución fue liderada por el neurocirujano pediatra Kemel A. Ghotme, profesor de la Universidad de La Sabana”, de Colombia, resaltó la institución.
En datos, se tiene certeza de que a nivel global, tres de cada mil bebés nacen con defectos del tubo neural. Lo que busca la resolución es que los países aúnen esfuerzos para reducir este tipo de casos que se caracterizan por ser un grupo de malformaciones congénitas del cerebro, la columna vertebral y la médula espinal que, según su estado, pueden traer mortalidad, complicaciones funcionales severas o discapacidad a largo plazo.
“En términos sencillos, estas condiciones dan como resultado que los niños nazcan sin cerebro o con un defecto en su columna vertebral, que no termina de cerrarse y les impide caminar o controlar sus esfínteres”, explica la universidad.
Ahora, la relación con los alimentos es que, si bien la medicina propone diversidad de procedimientos médicos e intervenciones quirúrgicas que pueden llevarse a cabo desde el vientre de la madre o tan pronto nace el bebé, esta propuesta está vinculada a la prevención y por ende en la adopción de políticas que garanticen la fortificación de alimentos básicos con vitamina B9 (también conocida como ácido fólico).
“Desde la comunidad científica y la sociedad civil recibimos con gran alegría que la Organización Mundial de la Salud en su Asamblea Mundial aprobó hoy la resolución para la fortificación de alimentos con micronutrientes para prevenir todas las deficiencias que se generan, incluyendo condiciones como la espina bífida de los defectos del tubo neural”, dijo Ghotme.
¿Qué antecedió a la implementación de las políticas?
Relata la universidad que, contando con el apoyo internacional de la Sociedad Mundial de Neurocirugía Pediátrica y la Alianza Global para la Prevención de la Espina Bífida, entre otros organismos supranacionales, la sociedad civil y el asesoramiento científico proporcionado, el Estado colombiano y otros 35 países (Australia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, la Unión Europea y sus 27 estados miembros, Israel, Malasia y Paraguay) se presentó oficialmente la propuesta.
Una vez aprobada, tendrán que apoyar a los países para la implementación de estas políticas, monitoreando y vigilando que este acuerdo sea sostenible en el tiempo.
“La resolución es una guía para que todos los países empiecen a actualizar sus políticas existentes o a implementarlas por primera vez si aún no lo han hecho. Ese es el caso de más de 100 países alrededor del mundo. Además de eso, deben incluir políticas para garantizar la sostenibilidad y monitorear que realmente se esté cumpliendo a largo plazo. Cada dos años, los países deberán presentar un informe al director general de la OMS para que cuenten cuáles son los avances que han tenido en este respecto”, sostuvo Ghotme.
En ese sentido, se espera que próximamente se fortifiquen alimentos como la harina de trigo, la harina de maíz y el arroz u otro tipo de alimentos, contando con el hecho de que en cada territorio la gastronomía varía.
“Algo muy positivo de la resolución es que está adaptable a las necesidades, el contexto sociocultural y las características gastronómicas de cada país, y cada uno lo va a implementar a su manera”, añadió.
“A partir de dicha adopción, se esperaría que pasados dos a cinco años de la adopción de la fortificación obligatoria de alimentos básicos, los resultados en salud se empiecen a ver por medio de una caída de la prevalencia en los defectos del tubo neural, como la espina bífida y la anencefalia, además de la prevención de la anemia, malformaciones cardíacas, labio paladar hendido e incluso cuadros de demencia”, concluyó la universidad.