La relación entre el consumo de alcohol y el deterioro del estado de salud ha sido señalada por múltiples organismos que trabajan por la salud pública en todo el mundo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que cada año se registran alrededor de 3 millones de muertes a raíz del mal uso del alcohol.
Según sus datos, las bebidas alcohólicas pueden ser la causa de alrededor de 200 enfermedades y trastornos, entre ellos algunos tipos de cáncer.
“El modo de beber alcohol tiene un papel importante en la aparición de daños relacionados con esta sustancia, en particular cuando se produce una intoxicación. El consumo de alcohol puede tener repercusiones no solo sobre la incidencia de enfermedades, traumatismos y otros trastornos de salud, sino también en el desenlace de estos y su evolución a lo largo del tiempo”, indicó la OMS el año pasado.
Por ello, la meta de la OMS para el 2025 es que los estados nacionales logren reducir en un 10 % el consumo de alcohol.
A su vez, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han señalado que todas las bebidas embriagantes traen problemas para la salud si se consumen de forma inadecuada.
“Todas las bebidas alcohólicas, como los vinos tintos y blancos, la cerveza y licores, están asociados al cáncer. Cuanto más beba, mayor será su riesgo de cáncer”, ha señalado esa autoridad sanitaria.
Recientemente, una investigación realizada por expertos del Instituto George para la Salud Global, mostró que darles a conocer la relación que tiene el cáncer con la ingesta de alcohol a los consumidores puede ayudar a reducir su consumo.
El estudio comparó distintas campañas orientadas a reducir la compra de estas bebidas. La información sobre los riesgos que traen sobre el padecimiento del cáncer fueron la mejor forma de convencerlos.
“Hay recursos limitados disponibles para las campañas de reducción de daños por alcohol, por lo que es importante averiguar qué mensajes resuenan mejor para garantizar que tengan la mejor oportunidad de funcionar”, indicó Simone Pettigrew, la autora principal de la investigación, en una nota de prensa del propio Instituto George para la Salud Global.
“Mucha gente no sabe que el alcohol es cancerígeno; es información importante a la que los bebedores deberían tener acceso. Pero decirle a la gente que el alcohol causa cáncer es solo parte de la solución; también debemos brindarles formas de tomar medidas para reducir su riesgo”, agregó la experta.
Durante el ensayo, participaron 8.000 personas adultas que completaron un total de tres encuestas durante seis semanas.
Mientras un grupo de los participantes vio un anuncio del gobierno de Australia Occidental en el cual mostraban que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer, otro grupo fue expuesto a información sobre las posibilidades que tienen para cambiar sus hábitos de bebida. Un último grupo vio una combinación de ambos contenidos.
Más adelante, los investigadores midieron qué tan efectivos habían sido estos mensajes para generar que los bebedores hicieran intentos de reducir el consumo y la cantidad de alcohol real que dejaron de tomar.
“Descubrimos que combinar información sobre el alcohol y el cáncer con una acción práctica particular, contar sus bebidas, dio como resultado que los bebedores redujeran la cantidad de alcohol que consumían”, dijo la profesora Pettigrew.
Según el reporte de prensa que publicó el Instituto George para la Salud Global advirtió que las estimaciones apuntan a que uno de cada seis australianos consume alcohol en niveles que lo ponen en riesgo de sufrir una enfermedad o lesión durante su vida. Así mismo, detallaron que uno de cada cuatro en niveles que los ponen en riesgo de daño en una sola ocasión al menos una vez al mes.
“Aunque el consumo de alcohol per cápita parece estar disminuyendo con el tiempo en Australia, con 9,5 litros de alcohol puro por persona al año sigue siendo demasiado alto. Los bebedores necesitan ayuda para comprender su riesgo y tomar medidas”, concluyó la profesora Pettigrew.