El cáncer de hígado es una de las enfermedades que cuenta con más estigma social en la actualidad, ya que “tradicionalmente se ha vinculado a estos pacientes con el hecho de ser alcohólicos”, según ha resaltado el director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra e investigador principal en el Ciberehd, Bruno Sangro, quien ha advertido que estos perjuicios “dificultan la investigación de la patología”.
“Sigue estando impregnada en la sociedad la creencia de que el cáncer de hígado está asociado a malos hábitos de salud, por no decir mala vida”, ha señalado Sangro, al tiempo que ha indicado la “dificultad que tienen las personas con cáncer de hígado para manifestarse públicamente”.
Durante la presentación de la campaña ‘Hablemos sin filtro’ para visibilizar el cáncer de hígado, el experto ha destacado que este estigma ha hecho que no exista ninguna asociación de enfermos con esta patología, “creo que es el único tipo de cáncer que no cuenta con una”, y ha pedido que “se investiguen las causas por las que se ha convertido en un estigma social”.
El cáncer de hígado puede darse por hepatocarcinoma (80-90 % de los casos) y cáncer de vías biliares (10-2 0%), y es la tercera causa principal de muerte por cáncer, además del sexto tumor maligno más comúnmente diagnosticado en el mundo. Además, el aumento de la prevalencia de algunos de los factores de riesgo, como la obesidad o el consumo de alcohol, podría impulsar cambios futuros en su incidencia.
Se trata de una patología con escasas opciones terapéuticas y pocas mejoras en la supervivencia en las últimas décadas, que requiere de nuevas alternativas de tratamiento eficaces, concretamente en el caso del cáncer de las vías biliares.
Sangro ha advertido sobre la importancia del diagnóstico precoz en el cáncer de hígado “antes de que aparezcan los síntomas de la patología”. “Si aparecen síntomas es que hemos llegado tarde, el hígado es un órgano silencioso y al que nadie presta atención. Los tumores que aparecen en el hígado no dan síntomas hasta que no están en una etapa muy avanzada”, ha señalado.
En este sentido, Sangro ha asegurado que la tasa de mortalidad es muy alta y que “el número de nuevos casos es solo un poco mayor, un 10 o 15 % más, que el número de muertes producidas”, de ahí “la importancia de que desaparezca el estigma social, que puede ser una barrera significativa para el diagnóstico temprano y un tratamiento eficaz”.
Para el experto, la mejor manera de tratar la enfermedad es antes de que aparezca la sintomatología, por ello ha aconsejado que se sometan a programas de cribado cada seis meses aquellas personas que “tengan una enfermedad hepática crónica. El consumo habitual elevado de alcohol y la diabetes pueden ser algunos de los motivos”.
Por su parte, el oncólogo médico de la unidad de Digestivo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Andrés Muñoz, quien también ha participado en la presentación, ha manifestado la importancia de incorporar las mejoras de la investigación, como que “los test de diagnóstico molecular estén disponibles en todos los hospitales”.
“La situación es trágica porque tenemos avances que han demostrado su beneficio en pacientes con cáncer de vías biliares, pero no tenemos un buen acceso a esta innovación terapéutica en nuestro país, sobre todo si nos comparamos con otros países a nivel europeo. Por desgracia, el pronóstico sigue siendo muy adverso para esta enfermedad; la supervivencia a 5 años se estima en torno al 15-20 por ciento. Tenemos herramientas para elevar la supervivencia y no las podemos utilizar”, ha subrayado Muñoz.
Con información de Europa Press.