Una investigación publicada en la revista Nature despeja dudas sobre una sospecha que la comunidad médica y científica tenía desde hace varios años: la contaminación atmosférica generada por partículas finas puede favorecer la proliferación de mutaciones genéticas específicas de algunos tipos de cáncer de pulmón, lo que genera, con el tiempo, una mayor progresión tumoral.
Los responsables de este análisis son investigadores del Instituto Francis Crick de Londres, quienes basaron sus conclusiones en el resultado de un estudio epidemiológico. Lo anterior, a partir de los datos suministrados por 32.957 individuos.
Con ellos se buscó determinar la correlación entre partículas finas de contaminación atmosférica y el cáncer de pulmón, y han utilizado modelos de ratón para averiguar los procesos celulares que podrían estar detrás de esta condición de salud.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, el cáncer de pulmón es el tercer tipo de cáncer más frecuente y la primera causa de muerte relacionada con cáncer en las Américas, con más de 324.000 nuevos casos y cerca de 262.000 muertes cada año.
Relación entre cáncer y contaminación
Para la ciencia, la contaminación atmosférica consiste en un cóctel de varios componentes tóxicos. Y, en ese sentido, el término PM —siglas en inglés de Particulate Matter— se usa para describir una mezcla de pequeñas partículas sólidas y líquidas que se encuentran dispersas en el aire que se respira a diario.
Dichas partículas se dividen en categorías, según su tamaño. Y, de acuerdo con los científicos, las que son especialmente finas —como las PM2,5 y las PM0,1— son las más preocupantes en cuanto a los efectos perjudiciales para la salud de los seres humanos.
Así, el aumento de la exposición a la contaminación se asocia a una mayor incidencia del cáncer de pulmón y una de las principales causas son precisamente esas partículas finas de 2,5 micrómetros o menos (PM2,5), que pueden penetrar profundamente en el pulmón.
Sin embargo, a pesar del hallazgo que comparte en sus páginas la revista Nature, la interacción entre los desencadenantes ambientales y las mutaciones genéticas asociadas a este cáncer (como las de los genes EGFR o KRAS, dos de los genes con mutaciones más frecuentes en el cáncer de pulmón no microcítico) no se conoce bien.
El equipo de investigadores contó con el liderazgo de Charles Swanton, quien impulsó el análisis que busca responder cuál es la relación existente entre la exposición a PM2,5 y la frecuencia de cáncer de pulmón en 32.957 individuos con una mutación en el gen EGFR de cuatro países (Inglaterra, Taiwán, Corea del Sur y Canadá). Este tipo se produce también en pacientes no fumadores.
De acuerdo con los autores del estudio, la exposición a niveles crecientes de PM2,5 se asocia con una incidencia estimada creciente de cáncer de pulmón EGFR-mutante.
Por ejemplo, las observaciones de una cohorte de 228 individuos con cáncer de pulmón procedentes de Canadá constataron una mayor frecuencia de casos tras tres años de alta exposición a contaminantes atmosféricos PM2,5 (73 %) frente a una baja exposición (40 %).
La investigación sugiere también que tres años de exposición a altos niveles de contaminación pueden ser suficientes para que surja este cáncer, resume la revista.
Los autores de la investigación contaron que utilizaron modelos de ratón para analizar en detalle los procesos celulares que podrían subyacer a la progresión del cáncer en relación con la contaminación atmosférica.
Entre otros, descubrieron que las PM2,5 parecen desencadenar una afluencia de células inmunitarias y la liberación de interleucina-1ß (una molécula de señalización proinflamatoria) en las células pulmonares.
Gracias a esta labor, se observó que esto exacerbaba la inflamación y favorecía la progresión tumoral en modelos de cáncer EGFR y KRAS. Y, además, se demostró que el bloqueo de esa interleucina durante la exposición a PM2,5 impedía el desarrollo del cáncer impulsado por EGFR.
“En conjunto, estos resultados sugieren que las PM2,5 podrían actuar como promotoras de tumores y agravar aún más las mutaciones cancerosas existentes”, describe Nature.
Comprender esta relación puede abrir vías para la prevención y proporcionar un argumento a favor de iniciativas para abordar la calidad del aire como una prioridad para la salud pública.
¿Qué tan común es el cáncer de pulmón?
El cáncer de pulmón (microcítico y no microcítico) es el segundo cáncer más común que afecta tanto a hombres como a mujeres. En los hombres, el cáncer de próstata es el más común, mientras que en las mujeres es el cáncer de seno. Alrededor del 13 % de todos los cánceres nuevos son cánceres de pulmón.
El cáncer de pulmón principalmente ocurre en las personas de edad avanzada. La mayoría de las personas diagnosticadas tiene 65 años o más, y la edad media de las personas en el momento del diagnóstico es aproximadamente 70 años.
El cáncer de pulmón es, por mucho, la causa principal de muerte por cáncer en Estados Unidos, representando alrededor de 1 de cada 5 de todas las muertes por cáncer. Cada año, más gente muere por cáncer de pulmón que por cánceres de colon, seno y próstata combinados.
Un aspecto positivo es que el número de casos nuevos de cáncer de pulmón continúa en descenso, en parte debido a que más gente está dejando de fumar (o evita empezar a hacerlo).