El Instituto Nacional de Salud, INS, reveló en su informe más reciente que Colombia está experimentando un preocupante incremento en los casos de dengue. Hasta el momento, los casos probables suman 6.674; de esta cifra, 4.381 son nuevos mientras que 2.293 corresponden a semanas anteriores de este año. Para 2024, la cifra acumulada de casos supera ya los 242.000.
El panorama es grave: más del 30 por ciento del total de los casos presentan signos de alarma, en tanto que el 0.9 por ciento están clasificados como dengue grave.
Las cifras del INS apuntan a que los casos de dengue han aumentado un 208 por ciento durante 2024, registrando un total de 242.849 hasta la Semana 32, con relación a las cifras presentadas al mismo periodo del año pasado, lapso en el que se registraron un total de 67.944 casos.
Actualmente, el mayor índice de esta patología proviene de las regiones del Valle del Cauca con 46,544 casos; Cali, con 32,663; Santander, con 27,968; Tolima, con 20.738, y Huila, con 19.180.
La situación es también crítica en regiones como el Archipiélago de San Andrés y Providencia, Atlántico, Caldas, Barranquilla, Guaviare, Cartagena, Guainía y Sucre, donde se ha observado un incremento superior al 30 por ciento, si se le compara con el periodo inmediatamente anterior.
Además, el INS estableció que de los 825 municipios en riesgo de dengue en el país, 480 se encuentran por encima de los niveles esperados.
De ahí que los expertos consideran que el dengue, una enfermedad viral transmitida por mosquitos, se ha convertido en una preocupación global. El Aedes aegypti es el principal vector y el responsable de propagar el dengue hacia la población, con síntomas que incluyen dolor de cabeza, dolor muscular y sangrado, entre otros. Los cuales, de no ser tratados a tiempo, pueden ser mortales.
Ana Cristina Ochoa, directora médica de Takeda, explica que “el dengue tiene una serie de alarmas adicionales que exigen a quien lo padece buscar ayuda médica inmediata. Entre ellas sangrado en la nariz o las encías, dolor abdominal intenso, vómitos o heces con sangrado. Es importante recordar el riesgo asociado a la enfermedad, pues si no se presta atención, la situación puede tornarse crítica y convertirse en una carrera contra el tiempo”.
Añade que este virus afecta principalmente a comunidades en climas tropicales y subtropicales, especialmente en zonas donde las lluvias son abundantes, lo que genera criaderos naturales en recipientes con agua estancada, como neumáticos, macetas o tanques de agua, donde el mosquito deposita sus huevos y se reproduce en masa.
Expone además que la población desconoce que existen cuatro serotipos diferentes del virus del dengue, lo que significa que una persona puede infectarse hasta cuatro veces, una por cada cepa.
Colombia, un país, con diversidad geográfica y climática, enfrenta desafíos específicos en la lucha contra esta enfermedad, teniendo presente la estrecha relación entre el cambio climático y la enfermedad. En el país, por ejemplo, durante la transición del fenómeno del niño al fenómeno de la niña, las precipitaciones y las temperaturas húmedas podrían propiciar la reproducción de este vector.
Al respecto, la doctora Ochoa apunta a que, “en respuesta al creciente desafío del dengue en Colombia, un país hiperendémico, se han desarrollado diferentes mecanismos de prevención que mejoran significativamente la capacidad para controlar esta enfermedad, desde los cuidados más sencillos como ropa cubierta, repelente para insectos, hasta otras herramientas para proteger hogares como puertas con mallas. Asimismo, la tecnología y los estudios científicos nos han permitido llegar a nuevas formas para evitar la propagación de esta enfermedad”.
De igual manera, según la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) y Asociación Colombiana de Infectología (ACIN), los avances médicos que complementan las estrategias tradicionales ya mencionadas representan una oportunidad histórica para reducir la carga de esta enfermedad en el país y transformar significativamente la salud pública en Colombia.
Adicionalmente según estas entidades, la reducción de la transmisión del virus del dengue y sus complicaciones no solo puede aliviar los sistemas de salud, sino también disminuir la frecuencia de brotes y sus costos asociados, además de proteger a los grupos vulnerables, como los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas.