Desde la explosión de la pandemia del covid-19, hace ya casi dos años, la comunidad científica trabaja a toda marcha para evitar la propagación de otro virus de la misma dimensión.

Colombia no se queda atrás y hace parte de iniciativas como la Coalición de Defensa contra la Pandemia, que lidera la compañía farmacéutica estadounidense Abbott, la primera asociación mundial científica y de salud pública de 15 miembros de su tipo que trabaja para descubrir e investigar activamente amenazas virales nuevas y conocidas en todo el planeta.

En nuestro país, Abbott trabaja en asocio con el Laboratorio de Genómica One-Health de la Universidad Nacional y el Instituto de Salud Global de la Universidad de Wisconsin.

De esta institución académica hace parte precisamente el médico colombiano Jorge Osorio, profesor de virología y además director global de salud de esa alma mater, que no duda en asegurar, en el Día Internacional de Preparación ante las Epidemias, que “Colombia puede ser el origen de una enfermedad que podría convertirse en epidémica o pandémica en un futuro. Por eso, las alertas deben estar encendidas y se debe trabajar por una detección temprana de los posibles virus para estar preparados”.

Es que, en nuestro medio —explica el doctor Osorio— “tenemos una serie de enfermedades que son transmitidas por vectores, mosquitos y zancudos. Muchas de ellas tienen un cuadro clínico muy parecido: fiebre, dolor corporal y de cabeza y algunas pueden ser bastante serias como el zika, el chikungunya, la fiebre amarilla y dengue (mal asociado a la muerte de 238 personas en Colombia). Cuando tenemos una enfermedad como el dengue, pueden tener un cuadro hemorrágico bastante severo y en algunos casos puede causar la muerte y síntomas de tipo nervioso y cuadros encefalíticos, que son bastante serios”.

El especialista recuerda que “es muy importante estar en alerta” pues el país tiene algunos antecedentes: “No se nos olvide lo que pasó con el chikungunya, que tuvo un brote enorme en nuestro país, al igual que el zika. Enfermedades que siguen circulando en el medioambiente y pueden reemerger y causar de nuevo problemas”.

Entonces, asegura Osorio, es necesaria “una vigilancia epidemiológica para estar pendiente del repunte de estas enfermedades o de la aparición de virus nuevos”.

El oropuche enciende las alarmas

El doctor Osorio y otro grupo de científicos le siguen desde hace años la pista a una enfermedad de la que se ha escuchado hablar poco en Colombia, a pesar de que se logró establecer que es la causante del 16 % de los cuadros febriles en el país: el oropuche.

Detectada desde los años 50, ha sido hasta ahora en Colombia “una enfermedad desatendida, no se le ha dado mucha importancia, porque no existen muchas pruebas de diagnóstico para detectarla”, dice Osorio.

Sin embargo, en Brasil, país vecino, es la segunda causa de enfermedad febril transmitida por zancudos, después del dengue. En Venezuela y Perú también se ha encontrado el virus con frecuencia. Pero, “en Colombia, pese a que ya se han detectado varios casos, estamos muy enfocados en el dengue. Entonces como a muchos pacientes se les hacían pruebas de dengue y salían negativo, comenzó la sospecha de que pudiera tratarse de otros virus como oropuche, cuyos síntomas son muy parecidos a los de un cuadro por dengue”.

La fiebre oropouche es una infección tropical viral transmitida a los humanos por la picadura  de jejenes y mosquitos y causa síntomas parecidos al dengue, que incluyen fiebre alta, dolor de  cabeza, sarpullido y dolor en las articulaciones. Se ha encontrado en otras partes de América del  Sur y Central y puede propagarse rápidamente, con el potencial de brotes epidémicos.

Osorio explica que a través de unas clínicas de fiebre, instaladas de 2019 a 2022 a través de la Coalición de Defensa contra la Pandemia de Abbott, se ha logrado establecer que muchos de los pacientes que, por sus síntomas, se creía que padecían de dengue, en realidad sufrieron de oropuche.

“Hicimos un estudio en cerca de 3 mil individuos, que es una muestra considerable, que presentaban fiebre de más de tres días, por lo que se creía que eran pacientes con dengue. Pero, se mandaron varias muestras a los laboratorios de Abbott en Estados Unidos, donde se hizo un análisis más preciso y algunas de estas muestras tenían una secuencia de oropuche. Lo que pasa es que en Colombia no existen pruebas especializadas y masivas para detectarlo”.

Las muestras se recogieron en ciudades colombianas de clima cálido como Cali, Cúcuta, Villavicencio y Leticia, “donde hallamos bastantes pruebas positivas para oropuche, una enfermedad que está emergiendo en nuestro medio. Por eso, es posible que una persona haya tenido este virus y no haberlo sabido con certeza. Es que además se manifiesta con cuadro febril, dolor de articulaciones, fiebre y vómito, síntomas parecidos a los del dengue. Pero, el manejo clínico de ambas enfermedades es distinto, de ahí la necesidad de poder distinguirlo con certeza”.

De ahí que con el conocimiento de la circulación emergente del patógeno, los autores recomiendan que se  tomen medidas en Colombia para aumentar las pruebas de oropouche y también implementar  estrategias de mitigación para disminuir la exposición y la propagación de la fiebre en lugares clave como Leticia, en Amazonas.

Es por eso que Abbott y su coalición de preparación para nuevas pandemias esté en la búsqueda de un acuerdo con el Instituto Nacional de Salud en Colombia no solo para que conozca los resultados de este estudio, sino para que en poco tiempo el país pueda conocer el tamaño de la presencia del oropuche.

La urgencia se debe, explica el especialista, a que “los zancudos son especies endémicas en nuestro medio, en zona rural, selvática y urbana. Tiene el potencial de estar en casi todo el territorio nacional. Por eso, creemos necesario desarrollar una prueba comercial para distinguir un virus del otro porque el manejo clínico es diferente en cada caso”.