Siempre se ha hablado de los cuidados que deben tener las mujeres antes, durante e incluso después del embarazo pues se asume que todo el proceso de gestación recae en ellas. Sin embargo, la ciencia ha dejado en evidencia que el estado de salud del padre del futuro bebé es igual de importante para evitar complicaciones de salud en los hijos a lo largo de sus vidas.
El tema no es nuevo. La dieta y el estado físico de las futuras madres son factores que influyen en el desarrollo de sus hijos, pero la salud de los padres también es crucial. Tres estudios publicados en la prestigiosa revista The Lancet hace algunos años apuntan a que es necesario prestar especial atención al periodo de preconcepción de ambos progenitores.
“El período anterior a la concepción es un momento crítico en la salud de los padres. Su peso, metabolismo y dieta pueden incrementar el riesgo de los niños de padecer futuras enfermedades crónicas”, explica Judith Stephenson, autora principal de uno de los estudios y profesora de la University College de Londres (Reino Unido). “Ahora debemos reexaminar la política de salud pública para ayudar a reducir este riesgo”, agrega.
La experta hace hincapié en la importancia de hacer conciencia sobre la salud previa al embarazo por parte de ambos padres de familia. “No se trata de meter miedo o culpar a nadie, sino de hacer reflexionar sobre el estado físico y mental de la próxima generación y exigir un fuerte liderazgo local, nacional e internacional que conciencie sobre ello”, aclara la experta.
Hasta ahora, se ha definido el periodo de preconcepción como los tres meses anteriores al comienzo del embarazo. Sin embargo y según los investigadores, esta definición no cuenta con que, en ocasiones, para mejorar algún aspecto de la salud, como la obesidad, es necesario mucho más tiempo, incluso meses o años.
Los autores amplían esta definición: en el caso de parejas o madres solteras, el periodo de preconcepción abarca las semanas o meses en los que se decide tener un hijo; en la salud pública, los meses o años necesarios para abordar factores de riesgo como la dieta y la obesidad antes del embarazo.
Lo que la ciencia nos ha explicado es que el estado de salud del hombre determina, en gran medida, el éxito de la concepción en la pareja y que su ADN interviene en aspectos concretos del embarazo, como el desarrollo de la placenta.
Pero, hay expertos que apuntan a que otros factores como la edad, algunas enfermedades o malos hábitos de vida que derivan en obesidad, diabetes, estrés, hipertensión o tabaquismo, tienen un efecto negativo en el embarazo y también en el desarrollo de la descendencia.
Factores de riesgo previos al embarazo
La obesidad materna, por ejemplo, incrementa los niveles de inflamación, hormonas y metabolitos que pueden alterar el desarrollo del óvulo y del embrión. Esto aumenta el riesgo de que el futuro el bebé padezca una enfermedad crónica.
Ahora bien, en el caso de los hombre, aunque todavía no se sabe si la dieta paterna tiene una influencia tan fuerte como la de las madres, sí es cierto que la cantidad, calidad y movilidad del esperma será deficiente en hombres con un exceso de grasa.
De ahí que ambos integrantes de la pareja deban tener claro que es necesario tomar medidas previas a un embarazo para beneficiar la salud de su bebé. Por ejemplo, los dos deberían dejar el tabaco, el alcohol y las drogas recreativas, además de llevar una dieta saludable y lograr el peso óptimo antes de la concepción.
También se recomienda reducir el consumo de cafeína y hacer ejercicio moderado. Para las mujeres, lo aconsejable es la ingesta de ácido fólico. Si padecen diabetes o tensión alta, o toman medicación diaria, el consejo es consultar al médico antes de buscar un embarazo.