El injerto capilar es un procedimiento quirúrgico utilizado para tratar la pérdida de cabello en diferentes áreas del cuerpo, como el cuero cabelludo, las cejas, la barba e incluso las pestañas.

Se trata de un proceso que se lleva a cabo en tres fases y que puede tardar en completarse hasta 15 meses, desde el día en que se realiza la intervención. Sin embargo, puede variar dependiendo del paciente y la extensión del tratamiento requerido.

El procedimiento de injerto capilar consta de dos fases principales: la extracción de los folículos capilares y el implante de los mismos.

Juliana Sánchez Rodríguez, directora médica de Mediarte, explica que “en la primera fase, se administra anestesia local en la zona donante, generalmente en la parte posterior de la cabeza. Luego, se realizan cortes en cada unidad folicular para extraerlos de forma intercalada, preservando la densidad capilar en el área donante. Posteriormente, los técnicos capilares extraen manualmente cada unidad folicular, las clasifican y las cuentan para determinar la cantidad necesaria”.

La calvicie puede iniciar a los 30 años de edad o antes. | Foto: Getty Images

En la segunda fase, agrega la especialista, se delimita la zona receptora y se obtiene el consentimiento del paciente. Se aplica anestesia local en esta área y se procede al implante de los folículos capilares. Este puede realizarse manualmente, creando incisiones previas para colocar cada unidad folicular, ya sea utilizando pinzas o implantadores.

“Una vez completado el implante, se proporcionan al paciente las instrucciones para los cuidados posteriores a la cirugía y se programa una consulta de seguimiento. La duración total del procedimiento puede variar de cuatro a diez horas, dependiendo del número de unidades foliculares y la zona a tratar”, asegura la especialista.

Selección de candidatos para un injerto capilar

La mayoría de las personas que se someten a un injerto capilar son hombres con alopecia genética. Estos pacientes suelen ser aptos para el procedimiento, siempre y cuando la zona donante tenga suficientes unidades foliculares para lograr resultados naturales y estéticos.

Sin embargo, existen varios factores que pueden impedir un proceso de este tipo. Por ejemplo, en pacientes con una zona donante limitada o pequeña, el procedimiento puede no ser viable. Además, se desaconseja realizar el trasplante en pacientes menores de 23 años debido a la inestabilidad hormonal y el posible avance de la alopecia en el futuro.

La caída del cabello no siempre es un presagio de la calvicie. Foto: GettyImages. | Foto: Gettyimages

Otras contraindicaciones incluyen enfermedades autoinmunes como el lupus, ya que la misma condición puede llevar a una inflamación de los folículos implantados y posterior pérdida de los mismos.

En el caso de las mujeres con alopecia androgénica, no se recomienda el implante capilar debido a la incertidumbre sobre qué folículos estarán afectados.

“Además, no se debe realizar el trasplante capilar en pacientes con cáncer activo. Únicamente se podría en aquellos que ya se encuentren en etapa de remisión desde hace tres años. Tampoco se recomienda en pacientes con el VIH no controlado debido a la debilidad del sistema inmunológico”, sostiene Sánchez Rodríguez.

Cuidados y soluciones para un implante capilar exitoso

La experta señala que el implante capilar es seguro y eficaz en general. Sin embargo, puede haber alteraciones que se van resolviendo al cien por ciento con el paso del tiempo. “Pueden ocurrir edemas e inflamación de los tejidos blandos en el área tratada; sensibilidad tanto en el área donante como en el área receptora; inflamación por foliculitis y cicatrización inadecuada por la calidad de la piel del paciente”, explica.

“Afortunadamente, todas estas complicaciones se pueden prevenir o manejar adecuadamente. Por ejemplo, para prevenir el edema y la inflamación en la frente y los párpados, se recomienda aplicar un vendaje de compresión. Además, se aconseja al paciente que beba mucha agua durante los primeros cinco días después del procedimiento. Aproximadamente, cinco litros para facilitar la eliminación del anestésico que puede causar inflamación. Las alteraciones en la sensibilidad y el picor causado por la cicatrización suelen mejorar con el tiempo y se pueden aliviar con soluciones posquirúrgicas y cuidados adecuados”, dice la directora de Mediarte.

El implante capilar es seguro y eficaz en general. Sin embargo, puede haber alteraciones que se van resolviendo al cien por ciento con el paso del tiempo. | Foto: Getty Images

En cuanto a los métodos utilizados en los injertos capilares, es importante destacar que la técnica de tira ha caído en desuso debido a problemas de cicatrización y la aparición de migrañas.

En cambio, la técnica más utilizada en la actualidad es la FUE (Extracción de Unidades Foliculares, por sus siglas en inglés), que es menos invasiva y ofrece un postoperatorio más tranquilo. En la etapa de implante, se emplean técnicas manuales o el uso de herramientas específicas, como la técnica DHI (Direct Hair Implantation), que evita el sangrado y garantiza una correcta posición de los folículos en la zona receptora.