La superintendencia Nacional de Salud publicó una circular con la que, según explica, pretende saldar una deuda con la población trans del país, que durante años ha experimentado no solo el estigma social, sino barreras en materia de atención, acceso a servicios de salud y a medicamentos especiales.
Se trata de una guía para EPS, IPS, gestores farmacéuticos y secretarías de salud para atender con enfoque diferencial a las personas transgénero, tal como explicó el superintendente Luis Carlos Leal.
Sin embargo, un punto de la circular, el acápite H, encendió las alarmas de diferentes asociaciones de padres de familia, cuidadores y hasta docentes, pues se trata de un tema que el país ha estado en mora de legislar: la atención de las infancias trans.
El punto en cuestión de la circular se llama precisamente ‘Infancias y adolescencias trans’ y se ocupa de los niños trans del país que se encuentran en proceso de desarrollo. Para la Supersalud, sus necesidades específicas deben incluir “acceso a servicios de salud mental, educación en salud sexual y reproductiva, acompañamiento a sus grupos familiares o redes de apoyo social y hasta apoyo para la afirmación o reafirmación de género”.
Esa última parte es la que está en el centro de la polémica: abre la puerta para que los menores accedan a procedimientos como la esterilización quirúrgica, que evita de manera permanente la reproducción.
Dentro de los tratamientos enumerados por la Supersalud están las drogas de bloqueo de pubertad, que impiden que se produzca la pubertad, pues actúan bloqueando las hormonas (testosterona y estrógeno) que provocan cambios en el cuerpo relacionados con esta etapa de la vida. Esto detiene aspectos como la menstruación y el crecimiento de los senos, o la voz más grave y el crecimiento del vello facial.
La circular también abre las puertas para que los menores reciban hormonas. En el caso por ejemplo de los niños trans, estos podrían acceder a terapia hormonal masculinizante, que se inicia tomando testosterona. Primero se receta una dosis baja y luego la dosis se aumenta gradualmente.
También podrían acceder a cirugías de cambio de género, con resultados irreversibles.
¿Se extralimitó la Supersalud?
La circular dice ampararse en una sentencia de la Corte Constitucional –la T-218 de 2022–, según la cual se establece que la identidad de género comienza a los 3 años.
Sin embargo, el asunto es más complejo de lo que parece. Citando un estudio científico reciente, la sentencia versó sobre la autonomía que tienen los niños y adolescentes cuando se trata de tomar decisiones sobre su libertad, incluyendo la sexualidad, así como la reafirmación de su identidad sexual. Y tomó como caso de estudio la historia de un adolescente de 16 años que solicitó acceso a procedimientos médicos para la afirmación de género, que incluyen tratamientos con hormonas o, si es la voluntad del paciente, el procedimiento quirúrgico para la transición de género.
No obstante, el joven no pudo acceder a ellos por barreras que halló en el sistema de salud y porque la endocrinóloga que atendió su caso aseguró que, por tratarse de un menor de edad, no podía acceder a ese procedimiento.
Susana Aguirre Valverde, pediatra, reconoce que aunque el tema debe discutirse, cree que padres de familia y cuidadores en Colombia no cuentan con suficiente información y herramientas para afrontar la transición de género de un hijo, “y menos si se trata de un menor de edad”.
La especialista asegura que “muchos de esos padres desconocen que el cerebro humano y también la identidad sexual se desarrollan hasta los 25 años. Las distintas partes del cerebro se especializan y se conectan mejor entre sí a medida que pasan los años. Por lo que un niño o adolescente no cuenta con la suficiente madurez para establecer su identidad”.
Y cita un estudio reciente que le tomó cuatro años a la reconocida pediatra británica Hilary Cass, que recogió varios testimonios de jóvenes que experimentaron esas transiciones en etapas tempranas. “Algunos de esos muchachos dijeron que consiguieron completar su proceso de reasignación de género, que se hace mediante terapias hormonales, cirugía estética y hasta apoyo psicológico. Otros, y eso es aterrador, argumentaron que, una vez iniciado o completado el proceso de afirmación de género, decidieron interrumpirlo o revertirlo para caminar de regreso a su género original. Entre los primeros, muchos declararon haberse arrepentido de su elección cuando ya era demasiado tarde. Eso mismo podría pasar en el país”, narra la especialista.
“Lo que se advierte es que muchos de esos padres se sienten presionados a dejar que sus hijos cambien de identidad por miedo a ser señalados de transfóbicos”, agrega Aguirre.
Distintos sectores políticos también han terciado en este debate. Honorio Henríquez, senador del Centro Democrático, asegura que se trata de “una aberración, que va en contra de todos los postulados jurídicos, biológicos, que vulnera los derechos y la integridad física de los niños”. Además, subrayó que se trata de una extralimitación de las funciones del superintendente de Salud.
En ello está de acuerdo la congresista Lorena Ríos, de Colombia Justa Libres: “No se puede, vía circular, estar regulando temas que son competencia exclusiva de este Congreso de la República. No vamos a permitir que se extralimiten en funciones y que se pretenda imponer a los colombianos, y sobre todo a nuestros niños, lineamientos que van en contravía de su inocencia y sus derechos fundamentales, que son prevalentes”.
Jonna Corredor, especialista en psicología con enfoque de género, asegura estar de acuerdo con esta medida, pues no tener acceso, especialmente en el sector de la salud, aumenta el riesgo de recurrir a servicios “clandestinos o caseros que no cuenten con la debida asepsia, causando deformaciones en el cuerpo, proliferación de infecciones, problemas cardiovasculares y, en algunos casos, la muerte”.
La pertinencia de esta circular, explica, se debe a que el sistema de salud divide en dos categorías (hombre o mujer) sus servicios. “Esto niega a las personas con identidades de género diversas el acceso a ciertas especialidades, como ginecología o urología”.
Para Leal, la circular ha sido malinterpretada. Y aclara que la construcción de la misma la lideraron equipos técnicos e interdisciplinarios de las diferentes áreas misionales de la superintendencia. Además, dice, contó con la colaboración de organizaciones sociales de población trans, las cuales presentaron recomendaciones, “lo que permitió conocer las necesidades de las personas que acceden al sistema de salud, así como enriquecer y perfilar las instrucciones allí enmarcadas”.
Leal insiste en que fue la propia Corte Constitucional la que estableció los lineamientos sobre la identidad de género en los menores de edad. “Lo que está haciendo la Supersalud es armonizar esos lineamientos. Y eso no significa que se empezarán a hacer procedimientos, porque no es la Supersalud la que los autoriza, sino que instruye para que se creen los equipos interdisciplinarios que deben procurar esa atención a los menores de edad”, señala Leal.
En medio de la polémica, varias organizaciones convocaron un plantón, #ConLosNiñosNoTeMetas, para este 19 de octubre, en el Parque Nacional de Bogotá, a partir de las 10:00 a. m.