La lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria logró superar las secuelas que dejó la pandemia del covid-19, pero factores como el cambio climático, los conflictos y la desigualdad amenazan los avances, advirtió el Fondo Mundial, una gran colaboración público-privada creada en 2002.
El organismo inyectó más de 5.000 millones de dólares en el año 2023 en la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, que acaban con la vida de cientos de miles de personas cada año y afectan a millones más, según su informe anual publicado en las últimas horas.
“En 2023, los programas de lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria financiados se recuperaron completamente” de las graves perturbaciones causadas por la pandemia de covid-19, señaló satisfecho el Fondo.
Sin embargo, el mundo sigue enfrentándose a “crisis como el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad política, la erosión de los derechos humanos y los ataques a la igualdad de género, la resistencia antimicrobiana y los crecientes problemas económicos y de deuda”, advirtió enseguida.
Subrayó que la lucha contra la malaria ha registrado avances significativos, especialmente con la llegada este año de millones de dosis de vacunas, pero sigue siendo la enfermedad más afectada por el calentamiento global de las tres que combate prioritariamente el Fondo Mundial.
¿Hay más mosquitos?
El año pasado, el Fondo Mundial trató 171 millones de casos de malaria, pero el aumento de las temperaturas y las graves inundaciones hacen posible que los mosquitos lleguen a regiones antes demasiado frías o demasiado secas y se reproduzcan masivamente.
Se sabe que la malaria mata a más de 600.000 personas al año, el 95 por ciento de ellas en África, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ese continente, además, casi el 80 por ciento de las muertes se producen en los más vulnerables, niños menores de cinco años.
Asimismo, los conflictos que asolan las zonas donde la malaria es endémica también dificultan la lucha contra la enfermedad, señaló Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial.
A este panorama se suma la resistencia a ciertos insecticidas y tratamientos y la disminución de las cantidades disponibles per cápita para combatir la lacra transmitida por los mosquitos.
Crece la estigmatización y los costos
En cuanto al VIH, el Fondo Mundial informó que posibilitó el acceso a unos 25 millones de personas al tratamiento antirretroviral, realizó casi 54 millones de pruebas de detección y además prestó servicios de prevención del VIH a casi 18 millones de personas en todo el planeta.
Y, ese a que el costo del tratamiento descendió drásticamente, Sands indicó que “la lucha contra las enfermedades es tanto una lucha por la justicia y la equidad como una lucha biomédica”. Por lo que denunció el estigma y la represión que siguen sufriendo, con demasiada frecuencia, las personas portadoras del virus del sida.
El Fondo Mundial señaló también que un número récord de personas fueron identificadas, debido especialmente a los avances en inteligencia artificial e imagen digital, y tratadas de tuberculosis en 2023 con su asistencia.
Más de 7,1 millones de personas con tuberculosis recibieron tratamiento, 121.000 fueron tratadas contra la tuberculosis farmacorresistente y 2 millones de personas expuestas a la tuberculosis recibieron tratamiento preventivo.
“Sin embargo, la tuberculosis farmacorresistente, una de las principales causas de mortalidad relacionada con la resistencia a los antimicrobianos, representa una amenaza creciente”, indicó la organización.
Agencia AFP.