La piel hace parte de los órganos considerados como uno de los más importantes del cuerpo humano y, de hecho, es el más grande, por eso, es de vital importancia cuidarlo en todo momento. Es la encargada de proteger al cuerpo de “agresiones externas y microorganismos, mantener el contenido corporal de agua y controlar la temperatura, así como de la regulación sensitiva y absorber la luz ultravioleta”, según el artículo Soluciones terapéuticas para la reconstrucción de la dermis y la epidermis.
Además, esta suele almacenar mucha agua y grasa. Las características de la piel son muy diferentes en cada parte del cuerpo. Además, es el órgano más extenso, ya que representa alrededor del 15 % del peso corporal y cubre aproximadamente 1,7 m en el adulto promedio.
“La piel y sus derivados (cabello, uñas y glándulas sebáceas y sudoríparas), conforman el sistema tegumentario. Entre las principales funciones de la piel está la protección. Esta protege al organismo de factores externos como bacterias, sustancias químicas y temperatura. La piel contiene secreciones que pueden destruir bacterias y la melanina, que es un pigmento químico que sirve como defensa contra los rayos ultravioleta que pueden dañar las células de la piel”, explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
De hecho, existen factores que pueden acelerar el proceso de envejecimiento cutáneo, como la falta de sueño adecuado, por eso los expertos recomiendan dormir al menos 8 horas diarias; el tabaquismo y el consumo excesivo de cafeína también contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel.
Sin embargo, es importante considerar que estos efectos no solamente se demuestran internamente en el funcionamiento del organismo, sino incluso en la apariencia del ser humano, por lo que en algunas ocasiones, ciertas muestras de deterioro en elementos como la piel pueden ser síntoma de una falta de vitaminas.
Por ejemplo, una de ellas es la vitamina C, la cual es un nutriente esencial para la salud general. De acuerdo con la pagina web de Eucerin, “contribuye a la reparación de los tejidos, fortalece el sistema inmunitario y es esencial para muchos de los procesos enzimáticos del cuerpo que nos mantienen sanos: se sabe que la falta de vitamina C causa escorbuto, uno de los primeros trastornos nutricionales que identificaron en los marineros. Asimismo, la vitamina C es un potente antioxidante”.
El consumo de esta vitamina se puede realizar a partir de algunos suplementos puntuales, pero la alimentación también juega un papel fundamental en la obtención de estos nutrientes, en especial si se consumen alimentos como la col rizada, el repollo, la espinaca, la naranja, las ciruelas, la lechuga o las zanahorias, los cuales poseen una alta cantidad de estas propiedades.
Es necesario la ingesta de estos alimentos, ya que el cuerpo no puede producir vitamina C, “de manera que es nuestra responsabilidad proporcionarle la cantidad necesaria al cuerpo. Y debido a que este no puede almacenar vitamina C, es muy útil consumir o aplicar este nutriente a diario”, reseñó el sitio web mencionado anteriormente.
Realmente se sugiere un consumo entre 65 y 90 miligramos para sacarle provecho a esta vitamina, que es protagonista en la mayoría de las dietas alimenticias.
A su vez, según el director de Técnico Global Biograph “la vitamina C no provoca manchas en la piel, al contrario, ayuda a corregir e igualar el tono, aunque sí es recomendable utilizar un exfoliante una vez a la semana para mantener limpios los poros y utilizar una buena protección solar” aunque es “cierto que se oxida en contacto con la luz solar, aplicada en la piel no provoca manchas, por lo tanto, se puede usar en verano”. De hecho, este tratamiento puede ayudar a prevenir el envejecimiento prematuro, según los especialistas.