Alrededor de la práctica de comer acostado circulan todo tipo de creencias que, por lo general, apuntan hacia efectos negativos para el organismo. Convencionalmente, el ser humano ingiere alimentos estando sentado o de pie, razón por la que hacerlo en posición completamente horizontal ha adquirido una fama tabú.

Pero, ¿realmente comer acostado deriva en riesgos para la salud? En su blog, la Clínica Las Condes, de Chile, resume que ingerir alimentos en esta posición podría alterar la deglución, digestión e incluso desencadenar o agravar trastornos de conducta alimentaria.

“Por lo general, cuando comemos acostados, estamos haciendo otras cosas, como viendo televisión o leyendo, por lo que perdemos la noción de cuánto comemos y la velocidad en que lo hacemos”, explica la doctora María José Escaffi, nutrióloga de Clínica Las Condes.

Una enfermedad común que afecta el sistema digestivo es el reflujo gastroesofágico. De acuerdo con información de Mayo Clinic, esta ocurre cuando el ácido del estómago fluye con frecuencia hacia el tubo que conecta la boca y el estómago (esófago). “Este retroceso de ácido (reflujo ácido) puede irritar el revestimiento del esófago”, precisa la fuente consultada.

Si bien el reflujo gastroesofágico se desarrolla por otras causas, comer acostado puede agravar la condición. En efecto, configura de las principales razones por las que no se debería hacer.

Las personas con reflujo deben evitar comer estando acostados. | Foto: Getty Images

“Para aquellos pacientes con reflujo, es importante que consideren que el comer acostados puede incrementar considerablemente su sintomatología”, advierte la Clínica Las Condes.

Dentro de los síntomas del reflujo destacan la sensación de ardor en el pecho, también denominada acidez estomacal (suele sentirse después de comer y puede empeorar en la noche o al estar acostado), retroceso de ácido (regurgitación) de alimentos o de líquidos agrios, dolor de pecho o en la parte alta del abdomen, dificultad para tragar (disfagia) y sensación de nudo en la garganta.

Un mito común respecto a comer acostado sugiere que interfiere en la digestión y la vuelve más lenta. Al respecto, la Clínica Las Condes sostiene que una mala posición no incide directamente en el proceso. En tal virtud, sugiere adoptar algunos hábitos puntuales para contrarrestar el tránsito lento:

  • Realizar caminata después de comer.
  • Hacer algún tipo de actividad física después de una comida principal.
Comer rápido trae consecuencias para la salud. | Foto: © 2021 Grace Cary

La escena romántica de despertar con un desayuno en la cama también se ha visto afectada por los temores asociados a comer acostados. No obstante, la fuente consultada da un parte de tranquilidad y menciona que no hay nada de qué preocuparse. “Lo importante es estar cómodo y bien sentado”, aclara.

En ese sentido, una cosa es comer estando en la cama (adoptando una posición cómoda) y otra muy diferente es hacerlo estando completamente horizontal. Esto último, aparte de ser incómodo, tampoco resulta muy llamativo para las personas.

A simple vista, la evidencia médica no tiene reparos trascendentales respecto a comer acostado o no. Sin embargo, es conveniente hacerlo siempre en una posición cómoda, de manera que el proceso no resulte complicado o antinatural.

De igual manera, en caso de tener dudas sobre cuál es la mejor posición para comer, vale la pena preguntarle a un médico de confianza.

El consumo de frutas es fundamental en una dieta saludable. | Foto: Getty Images

Cuidados para aliviar la indigestión

La enciclopedia médica MedlinePlus define la indigestión como “una sensación vaga de malestar en la parte superior del abdomen o el vientre. Frecuentemente, se presenta durante o inmediatamente después de comer”.

Por lo general, la indigestión se siente como calor, ardor o dolor en la zona entre el ombligo y la parte inferior del esternón, o como una sensación de llenura que es molesta e inicia poco después de comenzar o al terminar de comer.

Algunas causas de este malestar incluyen:

  • Tomar muchas bebidas con cafeína.
  • Beber demasiado alcohol.
  • Comer alimentos picantes, grasos o grasientos.
  • Comer demasiado (sobrealimentarse).
  • Comer demasiado rápido.
  • Comer alimentos altos en fibra.
  • Fumar o mascar tabaco.
  • Estar estresado o nervioso.

En caso de que los síntomas sean demasiado severos o no muestren señal de mejora, lo recomendable es acudir a un profesional de la salud para establecer un diagnóstico preciso y definir el tratamiento adecuado.

Lo importante es comer en una posición cómoda. | Foto: GettyImages

Cuidados en el hogar para aliviar la indigestión

El servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos recoge los siguientes consejos:

  • Destinar tiempo suficiente para las comidas.
  • Evitar discusiones durante las comidas.
  • Evitar la agitación o el ejercicio inmediatamente después de las comidas.
  • Masticar los alimentos cuidadosamente y completamente.
  • Relajarse y descansar si el estrés es la causa de la indigestión.