Los pulmones hacen parte de los órganos más importantes del cuerpo humano, porque a través de ellos, el oxígeno llega al cerebro y este lo distribuye en el resto del organismo.
El Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre de los Estados Unidos explica la función que realizan los pulmones en el cuerpo: “Al inhalar, el aire ingresa a los pulmones y el oxígeno de ese aire pasa a la sangre”.
“Al mismo tiempo, el dióxido de carbono, un gas de desecho, sale de la sangre a los pulmones y es exhalado. Ese proceso, llamado intercambio de gases, es fundamental para la vida”, añaden.
Informan también que el cerebro es el encargado de controlar la “frecuencia respiratoria (que tan rápido o lento respiramos) al identificar la necesidad de oxígeno del cuerpo y también la necesidad de eliminar dióxido de carbono”.
Según Medline Plus, una persona en un día normal respira al menos 25.000 veces. Allí hablan de varias enfermedades relacionadas con los pulmones, y que son conocidas como “asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones como gripe, neumonía y tuberculosis, cáncer de pulmón y muchos otros problemas respiratorios”.
La OPS (Organización Panamericana de la Salud) destaca en su web algunas de las razones por las que se pueden producir, entre las que se encuentran el “consumo de tabaco, la contaminación del aire en el hogar y el medio ambiente, los productos químicos en el lugar de trabajo y la exposición al polvo y otrois contaminantes ambientales son los factores de riesgo más importantes de las ERC (enfermedades respiratorias)”.
En el caso de la neumonía, Radiology Info registra que “es una infección que causa la inflamación de uno o ambos pulmones. Puede ser causada por un virus, bacteria, hongo u otros gérmenes”. Asimismo, mencionan los posibles síntomas que podría presentar una persona que tenga neumonía.
- “Tos que produce flema y a veces sangre.
- Fiebre.
- Falta de aliento o dificultad para respirar.
- Escalofríos o temblores.
- Fatiga.
- Transpiración.
- Dolor muscular o del pecho”.
De igual manera, enlistan algunos de los posibles factores que favorecen el desarrollo de la enfermedad:
- “Padecer enfermedades tales como el enfisema, HIV/AIDS u otras enfermedades del pulmón o condiciones que afectan el sistema inmunitario (defensas).
- Padecer de gripe.
- Exposición a, e inhalación de, varias sustancias químicas.
- Fumar o beber en exceso.
- Una estadía prolongada en el hospital o en terapia intensiva.
- Cirugía reciente.
- Lesión reciente”.
En RI destacan que si esta enfermedad se descuida podría traer consecuencias graves “tales como una falla del sistema respiratorio, la diseminación de infecciones, fluido alrededor de los pulmones, abscesos o inflamación descontrolada a lo largo del cuerpo (sepsis)”.
¿Cómo cuidarse?
Realizar actividad física y no fumar pueden prevenir lesiones y enfermedades pulmonares, indica el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, de Estados Unidos.
A esto se suma la alimentación, que es determinante. Ingerir muchos productos ricos en vitaminas, especialmente la C, es clave para evitar afecciones de los pulmones.
Según una publicación del diario La Vanguardia, de España, junto con los cítricos y las fresas, esta fruta es una buena fuente de vitamina C.
Este nutriente es un antioxidante natural que ayuda a prevenir problemas respiratorios y se encuentra en la mayoría de frutas y verduras. En este sentido, una revisión de investigaciones publicada en la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética señala que “la vitamina C podría contribuir a la mejora de la quimiotaxis de neutrófilos y acelerar el proceso de recuperación de infecciones”, indica la citada fuente.