Uno de los factores más determinantes a la hora de observar qué tan óptima es la seguridad alimentaria en un país o en un territorio específicos, tiene que ver con el precio de los alimentos. Si estos costos son demasiado elevados para los ciudadanos, es más probable que se alimenten mal y padezcan de distintas afecciones como la desnutrición.
En un informe publicado este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) no solo se dedicó a analizar las dificultades que tienen las personas en todo el mundo para alimentarse, sino que también se fijó en el comportamiento que han tenido los precios de los alimentos en los últimos años.
Puntualmente, centró su análisis en cuánto podía costar tener una alimentación saludable y balanceada en cada país, lo cual arrojó algunos datos inquietantes.
“El costo de una dieta saludable aumentó a nivel mundial un 4,3 % en comparación con 2020 y un 6,7 % en comparación con los niveles anteriores a la pandemia de covid-19 en 2019. Esto se debe al aumento general de la inflación en 2020 y 2021, impulsado en parte por los efectos persistentes de la pandemia”, señaló la FAO en su informe.
En algunas regiones, como África, Asia, Latinoamérica y el Caribe, la FAO encontró que los costos de tener una dieta saludable habían crecido por encima del 5 %, solo entre el 2020 y el 2021. “El aumento afectó más a los países de ingresos medianos bajos que a los países de ingresos altos”, agregó el organismo multilateral.
De hecho, a nivel mundial encontró que cerca de 3.100 millones de personas (que equivalen al 42 % de la población global) no pudieron acceder a una dieta saludable en 2021. En la práctica, esto significó que 134 millones de personas más, dejaron de alimentarse bien entre el 2020 y el 2021. Este resultado no solo se dio a raíz del incremento en los precios de los alimentos, sino también por la caída en los ingresos de los ciudadanos.
Según la FAO, en Latinoamérica y el Caribe la proporción de personas que no pudieron acceder a una alimentación saludable se ubicó en el 23 %. Para poner las cifras en contraste, en otras regiones como Europa y América del Norte este mismo indicador cae hasta el 1 %.
Ahora bien, en el caso concreto de Colombia, la FAO encontró en su reporte que en 2021 el dinero que se necesitaba para que una persona se alimentara sanamente en un día era de 3,30 dólares, es decir, unos 13.300 pesos colombianos a la tasa de cambio actual.
Es una cifra baja en comparación a otros países de la región. Por ejemplo, en Bolivia esta cifra ascendía a 3,9 dólares, en Paraguay a 3,86 dólares y en Uruguay a 3,5 dólares. Los costos, sin embargo, son similares a países como Chile, donde la cifra se ubicaba en 3,38 dólares y Perú, donde bajaba a 3,33 dólares.
Vale decir que la definición del concepto de “dieta saludable” que ofrece la FAO, no tiene estándares demasiado estrictos, pues supone que debe ser relativamente fácil de conseguir con el dinero que menciona para cada país. Más bien, sí excluye algunos productos que no son buenos para la salud.
“Una dieta saludable se basa en una amplia gama de alimentos sin procesar o mínimamente procesados, equilibrados en todos los grupos de alimentos, mientras que restringe el consumo de alimentos y bebidas altamente procesados; incluye cereales integrales, legumbres, frutos secos, una abundancia y variedad de frutas y verduras, y puede incluir cantidades moderadas de huevos, lácteos, aves y pescado, y pequeñas cantidades de carne roja”, sostiene la FAO en su informe.