Con la llegada de Halloween, la emoción de niños y niñas por los disfraces y, por supuesto, los dulces, va en aumento. Aunque esta festividad es sinónimo de diversión, es importante recordar que la moderación en el consumo de dulces es fundamental para mantener una celebración saludable y equilibrada, especialmente teniendo en cuenta la importancia de una alimentación sana en el desarrollo de los más pequeños.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que en todo el mundo, las dietas insalubres y la falta de actividad física son dos de los principales factores de riesgo para la salud de los niños. Por lo tanto, fomentar hábitos alimentarios saludables y limitar el consumo de alimentos dañinos es esencial para promover un crecimiento y desarrollo saludable.
Una de las principales preocupaciones en torno al consumo excesivo de dulces es la ingesta de azúcares libres, también conocidos como azúcares añadidos. Según los expertos, la cantidad de azúcares añadidos que los niños y niñas consumen no debe superar el 10% de su ingesta calórica total.
Para los niños y niñas de entre 4 y 10 años, la ingesta calórica diaria recomendada oscila entre 1.200 y 2.000 calorías. Esto significa que la cantidad de azúcares añadidos debe mantenerse en un rango de 120 a 200 calorías.
Sin embargo, algunos especialistas, como Caroline Espitaleta Anaya, magíster en Salud Pública de la Universidad Manuela Beltrán, sugieren que es necesario reducir aún más la ingesta de dulces, limitándola al 5% del total de calorías en niños sanos. Esto ayudaría a prevenir problemas como el sobrepeso, la obesidad, dolores de cabeza, ansiedad, hiperactividad, bajo rendimiento académico, insomnio, limitaciones funcionales y enfermedades dentales como la caries, problemas que están en aumento debido al alto consumo de alimentos ricos en azúcares añadidos.
Bajo estas recomendaciones, los niños y niñas dentro de este rango de edad podrían consumir hasta 30 o 50 gramos de azúcares añadidos en un día. Para ponerlo en perspectiva, esto podría equivaler a una o dos unidades de dulces duros de frutas, un jugo de caja, una chupeta con chicle, o galletas de vainilla, todos productos que son comunes en la dieta de la población infantil en todo el mundo.
La cantidad de azúcares que un niño o niña puede consumir depende de varios factores, incluyendo su edad, su dieta general, posibles enfermedades de base y las recomendaciones de sus padres o cuidadores.
Para fomentar un enfoque más saludable en la celebración de Halloween, aquí hay algunas recomendaciones:
- Establecer límites: Antes de comenzar a consumir dulces, es importante acordar con los niños la cantidad de golosinas que pueden comer. Esto ayuda a evitar el consumo excesivo.
- Compartir y guardar: Después de recolectar dulces, se puede promover la idea de compartir y guardar. Los niños pueden seleccionar sus caramelos favoritos de acuerdo con el límite de consumo establecido y guardar el resto para disfrutarlos gradualmente.
- Ofrecer alternativas saludables: Es beneficioso proporcionar opciones de bocadillos saludables, como pinchos o animalitos hechos de frutas, o una ensalada con frutas coloridas que equilibre la dieta.
- Higiene dental: Recordar la importancia de cepillarse los dientes después de consumir dulces es fundamental para prevenir enfermedades dentales, como la caries.
- Fomentar el ejercicio: Proporcionar oportunidades para la actividad física y el ejercicio ayudará a los niños a crecer fuertes y saludables, previniendo posibles problemas relacionados con una alimentación inadecuada.
- Fomentar el consumo de agua: Los expertos sugieren que los niños de 1 a 3 años deben consumir al menos 4 vasos de agua al día, mientras que los niños de 4 a 8 años deben beber al menos 5 vasos, y los niños mayores de 8 años deben consumir entre 7 y 8 vasos de agua al día.
Es posible disfrutar de Halloween y sus dulces de manera equilibrada. Establecer límites y promover hábitos alimentarios saludables ayudará a garantizar que los niños puedan disfrutar de esta festividad de manera divertida y segura, sin excederse en el consumo de azúcares añadidos. La salud y el bienestar de los más jóvenes deben ser prioridad en cualquier celebración.