Las personas pueden sentirse enojadas o irritadas a causa de un amplio número de factores. Se trata de emociones comunes que surgen en cualquier momento, por lo que nadie está exento de experimentar este tipo de sensaciones en algún momento de su vida.
De acuerdo con información de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) el enojo y la irritabilidad son emociones frecuentes como respuesta al estrés. “La pérdida de control y de predictibilidad, o la preocupación por no poder satisfacer las necesidades básicas pueden contribuir a los sentimientos de enojo”, explica la fuente consultada.
Así mismo, anota que algunas veces, los sentimientos de tristeza y ansiedad se expresan como enojo.
Es común que estos sentimientos surjan inesperadamente por la pareja, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo e incluso los vecinos. Por lo general, el enojo o la irritabilidad nacen en situaciones atípicas, como una discusión, desacuerdos o malos entendidos. Sin importar cuál sea el caso, es importante aprender cómo mantenerse bajo control.
La enciclopedia médica MedlinePlus define el estrés como la manera en que la mente y cuerpo reaccionan ante una amenaza o un desafío. El ser humano también siente estrés cuando está en peligro o en el desarrollo de ciertas actividades. De igual manera, el estrés también está estrechamente relacionado con el enojo.
Aunque sentir estrés también hace parte de la vida, el riesgo viene cuando se va acumulando, pues puede afectar la salud física y mental del individuo. Es más, demasiado estrés eleva el riesgo de padecer problemas del corazón.
“El problema es que su cuerpo reacciona de la misma manera a todos los tipos de estrés, incluso cuando usted no está en peligro. Con el tiempo, estas reacciones relacionadas con el estrés pueden causar problemas de salud. Los síntomas comunes del estrés abarcan: malestar estomacal, incapacidad para concentrarse, problemas para dormir, dolores de cabeza, ansiedad y cambios del estado anímico”, detalla MedlinePlus.
En vista de que el estrés y el enojo guardan una relación bastante cercana, las personas que tienen a enojarse todo el tiempo se exponen a desarrollar efectos negativos para la salud del corazón, por ejemplo:
- Aumento de la presión arterial.
- Aumento de la inflamación en el cuerpo.
- Aumento del colesterol y los triglicéridos en la sangre.
- Palpitaciones cardíacas fuera de ritmo.
¿Cómo controlar el enojo?
Teniendo en cuenta los riesgos asociados al enojo frecuente, es conveniente aprender cómo controlarse. Los CDC comparten su portal web las siguientes recomendaciones:
- Respirar para calmarse: un descanso de tan solo cinco minutos puede ser de gran ayuda. Respirar profundamente y exhalar con suavidad pueden ayudar a que el individuo se relaje.
- Aceptar las emociones: enojarse hace parte de la vida. En ese orden de ideas, los CDC indican que “está bien no sentirse bien”, así que uno de los primeros pasos es la autoaceptación.
- Destinar tiempo para cuidarse a sí mismo: hay situaciones que, como se dice popularmente, “se salen de las manos”. Por ello, vale la pena considerar estrategias sencillas para reducir el estrés, como hacer ejercicio, iniciar con un hobby y darse un tiempo para descansar.
- Establecer rutinas sanas: es importante priorizar los hábitos saludables, como una alimentación balanceada, dormir lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. Estos detalles contribuyen a mejorar la sensación de bienestar.
- Controlar el uso de redes sociales: encontrarse con publicaciones indeseadas o el exceso de información puede aumentar los sentimientos de frustración y enojo. En tal virtud, es recomendable no destinar demasiado tiempo a la navegación en este tipo de espacios digitales.
- Buscar ayuda: si las sensaciones de enojo o irritabilidad son demasiado frecuentes, es conveniente acudir a un profesional de la salud para evaluar el caso y definir el tratamiento adecuado.