El colesterol elevado es una afección que pone en riesgo la salud de las personas. Si no se realiza un tratamiento oportuno para combatirlo se puede acumular placa en las arterias y hacerlas más rígidas, dificultando el flujo de sangre. Pueden formarse coágulos en las arterias y bloquear el flujo sanguíneo.
“Estos bloqueos privan a los tejidos de sangre y de oxígeno. Esto puede llevar a que se presente daño o muerte tisular. Esta afección es una causa común de ataque cardíaco o de ataque cerebral (accidente cerebrovascular)”, indica Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Ahora, cuando las placas se rompen comienza a formarse trombos que puede ocluir total o parcialmente la arteria. En el momento en el que causa trombosis se pueden desprender émbolos que viajan por la torrente circulatoria hasta llegar a impactar las arterias de menor calibre y así impedir la irrigación del tejido que dependía de ellas.
Aunque eso no es todo, este fenómeno origina otra enfermedad llamada arterosclerosis, la cual es responsable de la salud cardiovascular que depende de la localización de las arterias afectadas que se conoce como cardiopatía isquémica, en la que consiste en una angina de pecho e infarto agudo de miocardio.
También, accidentes cerebrovasculares, es decir, infartos y trombosis cerebrales. Arteopatía periférica, siendo un isquemia de los miembros inferiores o aneurismas aórticos e isquemia intestinal.
Según el cardiólogo y miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), Martín Lombardero, “la principal causa de muerte en países occidentales sigue siendo la enfermedad cardiovascular. La mayor responsable es la ateroesclerosis (del griego “papilla dura”) que obstruye nuestras arterias con placas de ateroma, siendo el principal acusado de generarlas el colesterol”.
Además, indicó que el aumento de colesterol en la sangre se asocia con mayor mortalidad y es por eso que “los cardiólogos nos hemos pasado años hablando de colesterol bueno y malo, demonizando al colesterol, como un asesino silencioso que navega por nuestra sangre”, detalló.
Sin embargo, el Dr. Lombardero explicó que el colesterol no es bueno ni malo, pues es un lípido esencial en la vida de los seres humanos porque es fundamental para las hormonas sexuales, la vitamina D, el cortisol y es clave para la bilis, la cual ayuda a digerir las grasa y para el correcto funcionamiento cerebral.
“Cumple funciones importantes en la membrana plasmática, (membrana celular que actúa como una verdadera frontera con permeabilidad selectiva). Lo genera fundamentalmente el hígado (en 70-80%) y en menor proporción (20-30%) ingresa a través de lo que comemos”, indicó el cardiólogo.
Cabe mencionar que esta enfermedad puede heredarse o puede ser consecuencia de un estilo de vida poco saludable, como por ejemplo, comer muchas grasas dañinas. La grasa saturada se encuentra en algunas carnes, productos lácteos, chocolate, productos horneados y alimentos procesados y fritos.
Por tal razón, es crucial llevar un plan de alimentación sano y equilibrado, darse uno que otro gusto de manera muy ocasional y contando con la aprobación de un profesional de la salud, sobre todo cuando se está en la etapa del envejecimiento o se tiene antecedente de esta u otras enfermedades.
También es indispensable evitar la vida sedentaria, los profesionales en el tema indican que lo más recomendable es realizar actividad física con frecuencia, como mínimo cinco días a la semana durante 30 minutos consecutivos.