La presión arterial baja, conocida como hipotensión, se presenta cuando sus valores se alejan de lo normal. Esto significa que es posible que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo no reciban suficiente sangre, debido a que el corazón no la bombea con la misma fuerza.
Es clave entender que esta presión es la fuerza que ejerce la sangre contra la pared de las arterias. Incluye dos mediciones: la presión sistólica, que se mide durante el latido del corazón, y la diastólica, que se presenta durante el descanso entre dos latidos.
Las dos mediciones se realizan en números que se registran en milímetros de mercurio (mm Hg). En la mayoría de los adultos, cuando es normal, suele ser inferior a 120/80 mm Hg. El instituto de investigación Mayo Clinic asegura que se considera baja cuando la lectura está por debajo de 90 milímetros de mercurio (mm Hg) para el número superior (sistólica) o 60 para el inferior (diastólica).
Lo que se cree es presión arterial baja para una persona, puede que sea normal para otra. Es un padecimiento que puede no causar ningún síntoma evidente o generar mareos y desmayos. También hay ocasiones en las que la hipotensión pone en riesgo la vida.
Es posible que la presión arterial extremadamente baja provoque una afección conocida como choque, cuyos síntomas incluyen los siguientes:
- Confusión, especialmente en las personas mayores
- Piel fría y húmeda
- Disminución de la coloración de la piel (palidez)
- Respiración superficial y rápida
- Pulso débil y acelerado
Las causas de la hipotensión varían desde la deshidratación hasta afecciones médicas graves. Por esta razón es importante determinar qué es lo que la causa para que pueda tratarse en caso de ser necesario.
Factores de riesgo
El médico endocrinólogo Óscar Rosero Endo, le explica a SEMANA algunos de los principales factores de riesgo para que se presente esta afección.
1. Herencia: existe una predisposición hereditaria a la hipotensión. Si hay antecedentes familiares de presión arterial baja, es posible que una persona tenga mayor probabilidad de desarrollarla.
2. Edad: a medida que la persona envejece, es más probable experimentar episodios de presión arterial baja. Esto se debe a que los vasos sanguíneos y el sistema cardiovascular tienden a perder elasticidad y eficiencia con el tiempo.
3. Cambios hormonales: desbalances hormonales, como los asociados con la menopausia en las mujeres, el hipotiroidismo o desórdenes endocrinos, pueden contribuir a la presión arterial baja.
4. Condiciones médicas subyacentes: algunas condiciones médicas, como trastornos del sistema nervioso y problemas cardíacos, pueden aumentar el riesgo de hipotensión.
5. Dietas muy restrictivas: la falta de nutrientes esenciales en la dieta puede hacer que tu presión arterial baje demasiado.
6. Desórdenes neurológicos: enfermedades o lesiones que afecten al sistema nervioso, como la enfermedad de Parkinson, pueden tener un impacto en la regulación de la presión arterial.
7. Medicamentos: algunos fármacos, como los utilizados para tratar la hipertensión, los diuréticos, los antidepresivos y los analgésicos opioides, pueden disminuir la presión arterial.
8. Deshidratación: la falta de líquidos en el cuerpo puede llevar a una disminución de la presión arterial.
9. Posición corporal: cambios rápidos de posición, como levantarse bruscamente después de estar sentado o acostado, pueden provocar una caída temporal de la presión arterial.
10. Embarazo: durante el embarazo, es común experimentar cambios en la presión arterial debido a los ajustes hormonales y cambios del volumen sanguíneo.
“Es importante destacar que la presión arterial baja puede ser asintomática en muchas personas y no siempre requiere tratamiento. Sin embargo, si se experimentan síntomas como mareos, desmayos o fatiga extrema, es fundamental consultar a un profesional de la salud para una evaluación y orientación adecuada”, concluye el especialista.