La disfunción eréctil es una condición de salud que se conoce popularmente con el nombre de “impotencia sexual” y que se usa para nombrar la dificultad o la incapacidad que presentan algunos pacientes para tener o mantener una erección.
MedlinePlus, la enciclopedia virtual de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, advierte que es una disfunción que se presenta con más frecuencia en la vejez, pero no es parte natural de la misma. Además, también podría afectar a hombres jóvenes con enfermedades de base.
“A algunas personas les cuesta hablar de sexo con el médico. Pero si tiene disfunción eréctil (DE), debe comunicárselo. La DE puede ser una señal de problemas de salud. Puede significar que los vasos sanguíneos están tapados. Puede indicar que tiene una lesión nerviosa causada por diabetes. Si no va al doctor, estos problemas no se van a ir por su cuenta”, anota la fuente médica.
La Clínica Mayo, una institución de salud de Estados Unidos, señala que hay algunos factores de riesgo que pueden incrementar las probabilidades de que un hombre padezca de disfunción eréctil.
Para empezar, reitera que el paso de la edad puede hacer que las erecciones tarden más en desarrollarse e incluso sean menos firmes. “Es posible que necesites un contacto más directo en el pene para lograr una erección y mantenerla”, apunta la institución médica estadounidense.
Pero además del envejecimiento, hay una larga lista de elementos que pueden aumentar el peligro de sufrir de disfunción eréctil. Por ejemplo, cita la diabetes y las enfermedades cardíacas, pues pueden afectar la circulación y, con ello, provocar dificultades a la hora de tener o mantener una erección.
Los fumadores también están en riesgo, porque el consumo de tabaco “limita el flujo de sangre a las venas y arterias. Con el tiempo, puede provocar afecciones médicas crónicas que conducen a la disfunción eréctil”, puntualiza la Clínica Mayo.
Mientras tanto, hay evidencia de que las personas con sobrepeso tienen más problemas para tener erecciones saludables, debido a que esta condición puede estar asociada con un descenso en la testosterona, una hormona clave para el deseo sexual. Cuando hay grasa en las arterias, además, es más probable que la sangre no llegue adecuadamente al pene.
También pueden estar en mayor riesgo los individuos que se han sometido a cirugías de próstata, radioterapias contra el cáncer o lesiones de los nervios relacionados con las erecciones. Algo similar sucede con las personas que consumen medicamentos como antidepresivos, antihistamínico, alcohol y drogas ilícitas con frecuencia.
Vale decir que, sobre todo en los pacientes más jóvenes, hay casos en los cuales la disfunción eréctil se asocia a distintos problemas de salud mental.
“El cerebro cumple una función clave en la activación de la serie de sucesos físicos que provocan una erección, en la que el primero es la sensación de excitación sexual. Varios factores pueden interferir en los sentimientos sexuales y provocar o empeorar la disfunción eréctil”, indica la Clínica Mayo.
Entre otros trastornos que pueden afectar la salud sexual en este sentido, la institución clínica hace referencia a la depresión, la ansiedad y el estrés crónico. A su vez, puede asociarse a los problemas de pareja, la mala comunicación y las preocupaciones constantes.
La institución médica, además, advierte que en ocasiones los pacientes pueden tener síntomas de disfunción eréctil debido a múltiples causas y a una combinación de factores físicos y psicológicos. No obstante, señala que es una condición que se puede prevenir.
“La mejor manera de evitar la disfunción eréctil es elegir un estilo de vida saludable y controlar las afecciones médicas existentes”, advierte. Entre otras cosas, aconseja no fumar, hacerle el quite al consumo excesivo de alcohol y realizar visitas frecuentes al médico con el fin de descartar o hacerles seguimiento a afecciones como la diabetes y las enfermedades cardíacas.
Además, es clave tener una alimentación balanceada, evitar el estrés, hacer actividad física con frecuencia y tomar medidas para mantener una buena salud mental.