El principal motivo de consulta médica en el mundo, es el dolor, según un estudio publicado en la revista The Lancet, titulado Dolor crónico: una actualización sobre la carga, las mejores prácticas y nuevos avances. No obstante, en Latinoamérica puntualmente, se enfrentan desafíos significativos en su atención que requieren soluciones urgentes.
En medio de la sesión ‘Dolor crónico en Latinoamérica: hacia un modelo de atención integral’, varios especialistas destacaron que, a pesar de los avances en la comprensión e innovaciones en el tratamiento del dolor crónico, persisten barreras de acceso que dificultan la evaluación y el manejo oportuno del dolor, ocasionando que más del 80 % de los pacientes en todo el mundo, incluida Latinoamérica, no reciban una atención adecuada para esta enfermedad, tal como lo indica el estudio Hacia un manejo eficaz del dolor: rompiendo las barreras, publicado en la Oman Medical Journal.
Por su parte, la doctora Patricia Bonilla, expresidenta de la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos, destaca que existe una falta de unidades de atención especializadas representa una de las principales barreras: “Estas unidades están concentradas en grandes ciudades o en el sector privado, por lo que no logran cubrir la demanda de pacientes”.
“Esta carencia se agrava por la falta de financiamiento para la investigación básica y clínica del dolor, lo que limita el conocimiento epidemiológico y dificulta su priorización en los sistemas de salud”, agregó la especialista, dado que hay una escasez de médicos capacitados para trabajar en dichas unidades por la falta de formación sobre dolor crónico en programas de pregrado y postgrado.
Esta situación puede conducir al deterioro de la salud de los pacientes, “ya que incrementa el riesgo de discapacidad e incurre en altos costos tanto para los pacientes como para los empleadores y el Estado”, agrega Bonilla.
Durante la primera Cumbre Latinoamericana de Dolor, organizada por Grünenthal, en alianza con la Sociedad Ibero latinoamericana de Columna (Silaco) y la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FedeLat), Analhi Palomino, médica profesional y máster en Administración de Salud, aseguró que otra de las barreras existentes en Colombia es la distribución efectiva y asignación de recursos para la incorporación de terapias innovadoras para el manejo del dolor crónico.
“Nuestro país es muy diverso, probablemente ciudades de cabecera y capitales tienen acceso a la mayoría de tratamientos para el dolor. Pero, cuando nos vamos a ciudades pequeñas e intermedias, y áreas rurales, la situación es más compleja, debido a la centralización del sistema de salud”, indicó.
Antonio Maneu, de la consultora especializada en el sector salud Marketinred, manifestó que “es fundamental replantear los modelos de financiamiento del tratamiento del dolor crónico para lograr un acceso más equitativo en América Latina”.
Maneu pone como referencia los enfoques usados en Australia (en donde se ”desarrolló e implementó un acuerdo de pago similar ‘basado en suscripción’ para tratar a sus residentes infectados con hepatitis C”, según Health Affairs), Estados Unidos y el Reino Unido.
Mientras que, Jesús Carreño, especialista en auditoría en Salud, manifiesta que en Colombia se cuentan con todas las herramientas para que el dolor crónico sea tratado de forma idónea, tanto desde el acceso y la disponibilidad.
De acuerdo con un estudio de Dolor en Colombia realizado por la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor 2015, presentado en el XXIV Congreso Aced, entre el 5 y 30 % de las personas que tienen dolor crónico renuncian a sus trabajos o se jubilan prematuramente, según cita el médico.
Así las cosas, el médico asegura que en el país “se debe contar con el compromiso del Gobierno, desde las políticas públicas y económicas, para asegurar que el panorama de la atención del dolor crónico en Colombia pueda seguir mejorando en los próximos 5 años”.