La incidencia del cáncer de piel aumentó un 40 % en los cuatro últimos años y se estima que en 2040 el melanoma —el tipo de cáncer de piel más agresivo y con peor pronóstico— se convierta en el segundo tumor en incidencia global y el primero en incidencia en varones, por delante del cáncer de colon y el de pulmón, según advirtieron desde la Fundación Piel Sana, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Esta afirmación se dio en medio del marco de la presentación de la campaña Euromelanoma 2023. A pesar de que es uno de los tipos de cáncer más prevenibles, el 1,7 % de la población europea está afectada por esta patología y en España se diagnostican más de 78.000 nuevos casos cada año.
Por su parte, en América Latina y el Caribe se registraron 18.881 nuevos casos de melanoma y 5.657 muertes relacionadas con este diagnóstico durante el año 2020.
Los datos de incidencia reflejan una tasa de unos 120 casos por cada 100.000 habitantes para los carcinomas basocelulares y de unos 40 casos por cada 100.000 habitantes para los carcinomas escamosos de piel, mientras que la tasa de incidencia del melanoma baja a 12 casos por cada 100.000 habitantes. Asimismo, la mortalidad no se ha conseguido reducir, se mantiene estable, pues el 20 % de los melanomas crecen muy rápido y solo pueden detectarse mediante autoexploración.
Por ello, la Fundación Piel Sana, a través de su campaña anual Euromelanoma, quiere poner el foco en esta edición en los adolescentes y adultos jóvenes, con el objetivo de incidir en la mejora de sus hábitos de exposición solar y prevenir el cáncer de piel, transmitiendo la importancia de autoexplorarse durante unos minutos al mes.
Para ello, es necesario un cambio “cultural”, a fin de dejar de asociar el bronceado con la belleza y la salud. De hecho, tal y como ha recordado la coordinadora nacional de la campaña, Ángeles Flórez, el bronceado es “un mecanismo de defensa de la piel frente a la quemadura solar”.
Así las cosas, la AEDV recordó que tener la piel clara, los ojos claros, el cabello rubio o pelirrojo, contar con muchos lunares, tener algún familiar diagnosticado de cáncer de piel, utilizar las cabinas de rayos UVA, estar muchas horas expuesto a la radiación y las quemaduras solares son factores de riesgo a la hora de padecer cáncer de piel.
Hábitos de prevención
En este sentido, como insiste la doctora Flórez, “los hábitos de la infancia y adolescencia pasan factura a lo largo de la vida y la radiación ultravioleta se va acumulando a lo largo de los años”.
Por ello, se hace énfasis en la importancia de evitar la quemadura solar. Esto no quiere decir que se deban evitar las actividades al aire libre, sino que hay que realizarlas con una adecuada protección, replicándola cada dos o tres horas, y sin que el bronceado sea el objetivo.
Así, esta especialista considera que la exposición solar debe ejecutarse de una forma gradual para facilitar la adaptación de la piel y favorecer los mecanismos naturales de defensa evitando, sobre todo, la exposición directa en las horas centrales del día.
“No debe olvidarse que algunas superficies, como la arena, el agua, la nieve o la hierba reflejan la radiación como si fuesen un espejo, aumentando así la intensidad de la radiación que recibe nuestra piel y pudiendo alcanzarnos bajo una sombrilla”, enfatizó.
Además, la aplicación de cremas de protección solar de amplio espectro en las zonas que se van a exponer y repetir su aplicación es un punto “clave” en la prevención, según esta dermatóloga.
En esta misma línea, el doctor Eduardo Nagore, coordinador de la campaña con Europa, recuerda que no hay que olvidar recurrir a los espacios de sombra y a las medidas físicas.
“Lo más indicado es utilizar prendas que tengan un efecto protector testado. También es de ayuda el uso de una gorra o un sombrero con ala ancha y de gafas de sol homologadas”, recomendó.
*Con información de Europa Press.