Una intervención quirúrgica sin precedentes en Colombia salvó la vida de Mía, una niña de siete años que llegó a urgencias con un complicado estado de salud. Gracias al uso de tecnología de punta y de un equipo experto de neurocirujanos, fisiatras, ingenieros biomédicos y anestesiólogos, la menor hoy avanza con su recuperación.
SEMANA conversó con el médico Alejandro Ramos Girón, neurocirujano y director médico de la Clínica del Country, centro donde se realizó la primera video angiografía intraoperatoria en Colombia. Mediante este procedimiento —que tuvo una duración de 11 horas—, el equipo logró tratar una compleja malformación arteriovenosa cerebral.
La vida se encargó de prepararlo para este procedimiento. Ramos recordó que desde siempre ha tenido la voluntad de servir. ”En el colegio, siempre levantaba la mano para ayudar”, contó. Tiempo después, los consejos de su tío le ayudaron a definir su camino y tomar la decisión de estudiar medicina.
Durante la carrera, sintió afinidad por el cerebro. De hecho, comentó que son pocos los profesionales que se aventuran a la neurología, pues creen que es difícil. A pesar del estereotipo, mantuvo su intención de especializarse en el cerebro humano.
Ramos nunca pensó que lideraría una cirugía tan compleja como la de Mía. Su diagnóstico fue el de una malformación arteriovenosa cerebral, condición que se presenta en apenas una de cada 100.000 personas en el mundo. Además de ser extremadamente rara, el caso de la menor fue especial.
Durante su entrenamiento, Ramos adelantó dos fellows en el extranjero. El primero fue en Estados Unidos y, el segundo, en Brasil. Este último, resalta Ramos, lo hizo con Evandro de Oliveira, uno de los neurocirujanos más respetados en el gremio. Estando en São Paulo, se centró en la patología vascular y base de cráneo, área a la que siempre se sintió llamado y en la que quiso especializarse.
Debido a la complejidad del cerebro, abordarlo no es tarea sencilla. “Quería aprender cómo minimizar todos los riegos consecuencia de un mal acto quirúrgico. Entender dónde está la diferencia para ser absolutamente excelente”, comentó el neurocirujano a SEMANA.
El caso de Mía, “intocable”
La menor de siete años presentó los signos de alarma en el colegio. De repente, sintió mucho dolor y manifestó que no podía caminar. Luego, presentó vómito y empezó a desviar los ojos hacia atrás. Tras activar los protocolos correspondientes, Mía fue trasladada en ambulancia a la Clínica del Country.
Mía llegó al centro médico con déficit neurológico. Tras realizar los exámenes, el diagnóstico fue una malformación arteriovenosa cerebral. Pero habría otro detalle que iba a complicar aún más su pronóstico.
“Ella tenía la malformación en el tallo cerebral, lo que complicó aún más el procedimiento. Para nosotros es casi que intocable”, precisó Ramos. La menor tenía una malformación mixta, pues también estaba en el cerebelo.
Las malformaciones arteriovenosas, aunque son raras, suelen presentarse en la parte superior del cerebro. No obstante, el caso de Mía resultó aún más retador debido a la ubicación.
“Cuando conocimos el caso intentamos un procedimiento denominado terapia endovascular. Tratar de ir por la arteria y se emboliza, se obstruyen esas conexiones anómalas para que baje el flujo y se reduzcan las posibilidades de sangrado. Pero fue poco lo que logramos”, narró el profesional.
Para entender qué son estas malformaciones, Ramos expuso que las arterias hacen una transición específica para convertirse en venas. Debido a que ambas manejan presiones diferentes, un cambio abrupto puede debilitar las paredes y derivar en un sangrado. Las malformaciones arteriovenosas no tienen esta transición, por lo que el riesgo es mayor. De no tratar esta condición, el desenlace podría ser mortal.
El equipo médico pensó que podría incidir quirúrgicamente con dos objetivos: retirar la malformación en el cerebelo, la cual era asequible, y tratar de disminuir los flujos de la malformación en el tallo cerebral.
“El adelanto es que tenemos la tecnología para, en la misma cirugía, hacer una video angiografía durante la intervención, en tiempo real podemos ver todo. Si hay o no malformación. Es la primera vez que se realiza en Colombia una cirugía con este sistema tecnológico. Así se puede saber exactamente cómo está el componente vascular”, describió Ramos.
Primera video angiografía con indocianina en Colombia
La principal ventaja de la video angiografía con indocianina es su capacidad para proporcionar imágenes detalladas y precisas de los vasos sanguíneos en tiempo real, lo que ayuda a los cirujanos a identificar y tratar anomalías vasculares con mayor precisión, conociendo los flujos vasculares de forma inmediata. Este beneficio es clave para corregir las anomalías asociadas con un sistema de valoración angiográfico intraoperatorio.
Se trata de un procedimiento médico avanzado utilizado principalmente en neurocirugía y cirugía vascular. Esta técnica involucra la administración de un contraste fluorescente, llamado verde indocianina, en el torrente sanguíneo del paciente.
Durante la cirugía, se utiliza un microscopio especializado como el LEICA M530 OHX, equipado con una cámara que puede detectar la fluorescencia emitida por el contraste. Cuando la indocianina se inyecta, se ilumina bajo la luz infrarroja del microscopio, permitiendo a los cirujanos visualizar en tiempo real el flujo sanguíneo a través de los vasos y las estructuras vasculares.
Fueron once horas las que duró el procedimiento de Mía, sin embargo, el neurocirujano anotó que se está tan inmerso que el tiempo prácticamente no se siente. Al final, el resultado fue positivo y la pequeña ahora avanza con su recuperación.
Respecto a lo que representa la primera video angiografía intraoperatoria realizada en Colombia, Ramos destacó: “El hecho de tener tecnología que nos pueda apoyar en algo tan complicado es un adelanto importante porque hace que minimicemos cualquier complicación. Es información vital para dar un tratamiento idóneo al paciente”, concluyó en diálogo con SEMANA.
Esta tecnología es especialmente útil en procedimientos que requieren una alta precisión, como la resección de malformaciones arteriovenosas, aneurismas y otros problemas vasculares en el cerebro. Además, reduce el riesgo de complicaciones al permitir una mejor planificación y ejecución de la cirugía.