La reforma a la salud ha sido un tema de fuerte discusión a nivel político y social durante los últimos días, tanto para aquellos que consideran que esta no es viable, como también para quienes la defienden a capa y espada con el fin de que esta pueda llevarse a cabo.
Después de las últimas noticias reportadas respecto a una negociación y posible reestructuración de la reforma desde la cúpula del gobierno en conjunto con otros partidos políticos, o hasta incluso una posible renuncia por parte de la Ministro de Salud y la Protección Social de Colombia, Carolina Corcho en caso de que la reforma sea modificada, las poblaciones más afectadas socialmente piden ser tomadas en cuenta en el tema.
Desde algunos de estos sectores las preocupaciones han sido grandes, especialmente en lo que a formación de talento profesional para el rubro se refiere, ya que aunque la reforma propone priorizar este tema, sin embargo, no hay precisión respecto a como se beneficiaría esto en concreto, lo que puede llevar a dificultades en los procesos debido a falta de recursos, lo que acabe desencadenando una reducción en la oferta de estos profesionales, como lo explicó Fernanda Sarmiento Castillo, decana de ciencias de la salud de la Corporación Universitaria Iberoamericana:
“Es preocupante que en la propuesta de la Reforma no se precisen elementos que, a la luz del Sistema de Educación Superior del país, permitan anticipar la aplicación que tendrían los cambios propuestos en la creación de programas académicos, de aseguramiento de la calidad, de acreditación de alta calidad, de relación docencia – servicio, y de convalidación de títulos. Lo más importante de un sistema de salud son los profesionales, y su formación es un factor fundamental”. explicó Sarmiento.
De hecho como ya se mencionó, dentro de las poblaciones más afectadas socialmente esta preocupación crece, debido a que estas facilidades son incluso menos alcanzables y más utópicas.
Por ende, estos sectores solicitan que dentro de la reforma se tenga en cuenta las dinámicas económicas y sociales de la industria, debido a que esto en mala conjunción con la distribución de los trabajadores y profesionales de la salud en el país, la garantía de condiciones de vida y laborales dignas, y los estímulos a zonas más alejadas, puede acabar en una catástrofe para la salud.
“Si a esta situación se llegaran a sumar posibles reducciones de cupos para formación en profesiones de la salud en Instituciones de Educación Superior localizadas en ciudades principales, se presentaría un mayor déficit de talento humano en salud, que tardaría varios años en recuperarse” también aseguró Castillo.
De la misma manera, el sector académico de la salud anunció una gran preocupación respecto al poco enfoque que posee la reforma en cuanto a la formación de profesionales en áreas de tecnología y herramientas digitales para la salud, falencias que se vieron evidenciadas durante la pandemia covid-19 y que tuvieron que ser fortalecidas en poco tiempo, sin contar los grandes avances científicos que han habido en este sentido durante los últimos 3 años.
Dadas estas situaciones, dentro del ecosistema educativo para la salud, solicitan una mayor articulación a la hora de redactar esta reforma, de manera que pueda ser factible su aplicación y ayude a reducir barreras de acceso, asegurar la oportunidad y apoyar la resolutividad dentro del sector, por lo que establecen de alta importancia una revisión profunda específicamente a los capítulos relacionados con: política nacional de ciencia, tecnología e innovación en salud, política de medicamentos, insumos y tecnologías en salud, régimen laboral de los trabajadores de la salud, autonomía profesional y autorregulación, y régimen disciplinario y sancionatorio.