El alzhéimer es una de las enfermedades degenerativas que más preocupa al mundo de la ciencia y la medicina, pues por años, aparte de tratar de entender cómo afecta a la mente de los seres humanos, también se ha buscado la forma de detectarla de forma temprana para poder contrarrestar sus consecuencias.

Un reciente estudio, adelantado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Illlinois, ha encontrado relación entre los eventos de calor repentino que sufren las mujeres y el desarrollo de esta enfermedad.

Aunque estos cuadros de sofocos, cómo lo han llamado los expertos, son propios de transición a la menopausia, han podido establecer que quienes padecen de estos cuadros durante las horas de sueño en la noche, tienen una mayor probabilidad de padecer de alzhéimer; además, señalan que la frecuencia de estos episodios podría ser un indicador claro de esta enfermedad.

El Alzhéimer es el tipo de demencia más común. | Foto: Getty Images/Westend61

Para dejar claro qué son los sofocos, la comunidad médica los ha definido como ataques repentinos de calor que, por lo general, sufren las mujeres que están entrando o que están atravesando por la menopausia. Estos episodios de calor también pueden estar acompañados de mareos, enrojecimiento y sudoración, propios del cambio de temperatura en el cuerpo.

Según el medio especializado Medical News Today, las mujeres tienen una mayor probabilidad que los hombres de desarrollar alzhéimer; precisamente, allí señalan que dos tercios de los pacientes que padecen esta enfermedad son mujeres.

Según este portal, la posible reducción en los niveles de estrógeno durante la menopausia podría ser una de las causas de este mal; sin embargo, las causas de la diferencia en la cantidad de pacientes entre ambos géneros sigue siendo objeto de investigación por parte de la comunidad científica.

Ahora, en medio de este estudio, también han podido asociar la aparición de estos sofocos con algunos problemas de memoria y con algunas deficiencias en el funcionamiento del cerebro.

Los calores de la menopausia estarían ligados con la posibilidad, en las mujeres, de padecer alzhéimer. | Foto: Getty Images

¿Cómo se desarrolló el estudio?

Los investigadores de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Illlinois optaron por monitorear la temperatura de 250 mujeres con la ayuda de sensores portátiles; luego, la información era cruzada con biomarcadores que indicaban un mayor riesgo de la aparición de esta enfermedad.

Al final, pudieron establecer la relación entre los eventos de calor inesperado, los sudores nocturnos y “el aumento de la hiperintensidad de la materia blanca, un biomarcador de la enfermedad de los vasos pequeños en el cerebro que puede provocar enfermedades como la demencia. Todavía no se conocen los mecanismos subyacentes”.

Cabe señalar, que los expertos han podido identificar que las mujeres experimentan una menor agudeza cognitiva y fallas a la hora de recordar las palabras durante la menopausia; sin embargo, este estudio ha llevado a relacionar todos estos eventos, pues antes se pensaba que solo el dormir mal era lo que afectaba la memoria, y luego de este estudio, los sofocos han comenzado a ser tenidos en cuenta como un indicador del posible padecimiento de una enfermedad como el alzhéimer.

Síntoma en el olfato que estaría relacionado con el alzhéimer

De acuerdo con Alzheimer’s Association, esta enfermedad es responsable de un 60 a un 80 % de los casos de demencia y, aunque muchas personas la relacionan solamente con el envejecimiento, también puede aparecer en personas menores de 65 años.

El alzhéimer es una de principales consecuencias de la demencia. | Foto: Getty Images

De hecho, la organización en mención señala que aproximadamente 200.000 estadounidenses menores de 65 años tienen enfermedad de Alzheimer de inicio precoz.

Al respecto, una investigación científica encontró una asociación entre el riesgo de padecer alzhéimer y la pérdida temprana del olfato. El estudio fue publicado en la prestigiosa revista académica ‘Neurology’, de la Academia Estadounidense de Neurología.

Lo que los científicos hallaron es que los individuos que tenían una variante genética particular que se relaciona con el desarrollo de alzhéimer también podían perder la capacidad para identificar distintos olores, antes que otras personas sin esa misma variante genética, conocida como APOE e4.

“Evaluar la capacidad de una persona para detectar olores puede ser una forma útil de predecir futuros problemas cognitivos”, mencionó uno de los autores del estudio, Matthew S. GoodSmith, de la Universidad de Chicago, quien a su vez fue citado en el comunicado de la Academia Estadounidense de Neurología.

“Aunque se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y determinar qué nivel de pérdida del olfato predeciría el riesgo futuro, estos resultados podrían ser prometedores, especialmente en estudios que tienen como objetivo identificar a las personas con riesgo de demencia en las primeras etapas de la enfermedad”, agrega el investigador.