El uso de cigarrillos electrónicos o vapeadores es cada vez más popular entre los adolescentes. De hecho, ya supera al tabaco tradicional, según un estudio reciente coordinado por la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y publicado por la Organización Mundial de la Salud.
La cifra es preocupante: un 32 por ciento de los jóvenes de 15 años ha probado los vapeadores, frente a un 15 por ciento que ha consumido tabaco convencional. Asimismo, en los últimos 30 días, el 20 por ciento de los jóvenes afirma haber usado los vapeadores frente 15 por ciento que han fumado un cigarrillo de tabaco.
A partir de los 13 años se puede observar una mayor proporción de uso de cigarrillos electrónicos en comparación con el consumo de cigarrillos: el 11 por ciento de los niños de 13 años informa haber fumado cigarrillo alguna vez, en comparación con el 16 por ciento que ha usado cigarrillo electrónico. El 5% por ciento de los niños de 13 años informan haber fumado tabaco en los últimos 30 días, en comparación con el nueve por ciento que usó un cigarrillo electrónico.
En este contexto, el informe recalca que esta transición a los cigarrillos electrónicos como una opción más popular que los cigarrillos convencionales requiere intervenciones específicas para abordar este problema de salud pública emergente.
“El uso generalizado de sustancias nocivas entre los niños constituye una grave amenaza para la salud pública”, dice el director regional de la OMS para Europa, el doctor Hans Henri P. Kluge.
“Teniendo en cuenta que el cerebro continúa desarrollándose hasta bien entrados los 20 años, los adolescentes deben estar protegidos de los efectos de los productos tóxicos y peligrosos. Desafortunadamente, los niños de hoy en día están constantemente expuestos a la comercialización en línea dirigida de productos dañinos, mientras que la cultura popular, como los videojuegos, los normaliza”, añade.
¿Cuál es la sustancia más consumida?
El documento también muestra que el alcohol es, con diferencia, la sustancia más consumida entre los adolescentes ya que más de la mitad (57%) de los jóvenes de 15 años han probado el alcohol al menos una vez (56% de los chicos y 59% de las chicas), y casi el 40 por ciento afirman haber bebido alcohol en los últimos 30 días (36% de los hombres y 38% de las mujeres).
Aproximadamente uno de cada diez (9%) adolescentes de todos los grupos de edad ha experimentado una embriaguez significativa (estar borracho al menos dos veces) en su vida, una tasa que aumenta de manera alarmante del cinco por ciento a los 13 años al 20 por ciento los 15 años, lo que muestra una tendencia creciente en el abuso del alcohol entre los jóvenes.
Así, el documento recalca lo disponible y normalizado que está el alcohol, lo que demuestra la necesidad urgente de mejores medidas políticas para proteger a los niños y jóvenes de los daños causados por el alcohol.
Por el contrario, el consumo de sustancias como el cannabis se ha reducido entre los jóvenes, pasando de un 14 por ciento en 2018 a un 12 por ciento en 2022. Sin embargo, sigue siendo notable que más de uno de cada 10 (12%) jóvenes de 15 años afirma haber consumido cannabis alguna vez.
El consumo temprano de cannabis puede conducir a la dependencia y a patrones de consumo problemáticos más adelante en la vida. Los esfuerzos de prevención adaptados a los adolescentes son cruciales para mitigar estos riesgos y promover opciones saludables.
Por otro lado, el estudio revela que la brecha de género en el consumo de sustancias entre los adolescentes se ha reducido ya que se observa un cambio significativo en los patrones de consumo de sustancias de los adolescentes, desafiando las normas tradicionales de género.
Históricamente, el consumo de sustancias era más común entre los niños que entre las niñas, pero el panorama está cambiando. A los 15 años, las niñas no solo alcanzan a los niños, sino que, en algunos casos, los superan. Esto incluye el tabaquismo, donde hay una diferencia notable a los 11 años que desaparece a los 15 años; el uso de cigarrillos electrónicos, en el que las niñas superan a los niños; y el consumo de alcohol, donde las niñas presentan tasas marginalmente más altas.
¿Qué hacer?
Para reducir el consumo de alcohol, nicotina y productos de tabaco e impedir su consumo por parte de los jóvenes, deben aplicarse urgentemente medidas integrales, esbozadas en diversos tratados internacionales y recomendaciones de la OMS.
Algunas de las recomendaciones de la OMS son:
- El aumento de los impuestos especiales.
- Limitar la disponibilidad de productos de nicotina, tabaco y alcohol, por ejemplo, mediante la reducción de horarios o lugares de venta.
- Aplicación de edades mínimas legales para comprar los productos.
- Prohibir todos los agentes aromatizantes, incluidos el mentol y los análogos mentolados sintéticos en todos los productos de nicotina y tabaco.
- Hacer cumplir una prohibición total de la publicidad, la promoción y las oportunidades de patrocinio en los medios convencionales y sociales.
Con información de Europa Press.