A medida que el mundo luchaba por salir del estado de alerta y emergencia debido al Covid-19, se hizo evidente que el virus no tenía la intención de desvanecerse. La reciente aparición de la variante EG.5, apodada Eris, derivada de la cepa Ómicron, resalta aún más esta realidad. Esta nueva variante ha generado preocupación global y fue designada como una “variante de interés” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El rápido avance de la cepa Eris en diferentes países ha desencadenado cuestionamientos sobre la efectividad de las vacunas existentes en la lucha contra esta variante. La pregunta que surge es: ¿son suficientes las vacunas para proteger contra esta nueva amenaza? Los médicos aconsejan la vacunación en todos los casos y para todas las cepas y mutaciones del virus.
Los expertos en infectología recalcan que la vacunación contra la covid-19 tiene un propósito fundamental: salvar vidas y reducir el riesgo de hospitalización y muerte, incluso en caso de contraer el virus. Sin embargo, es esencial completar el esquema de vacunación de manera adecuada, especialmente a partir de los 6 meses de edad en poblaciones vulnerables. A pesar de la vacunación, la posibilidad de reinfección aún existe, lo que refuerza la importancia de la inmunización continua.
No obstante, la realidad actual es que están emergiendo cepas con mayor capacidad de propagación, resistencia a tratamientos y sintomatología más severa. Esto puede conducir a que los anticuerpos generados por las vacunas existentes sean menos efectivos frente a la nueva variante EG.5, aunque no necesariamente inútiles.
La OMS ha confirmado que la variante Eris es más prevalente y puede evadir la inmunidad. Sin embargo, hasta el momento, no causa síntomas graves como las variantes previas. Esto sugiere que los anticuerpos producidos por la infección previa o la vacunación podrían no ser tan eficaces contra esta variante.
El ADN de Eris parece sortear los mecanismos de defensa previos del cuerpo, un fenómeno conocido como “escape inmunológico” o “escape vacunal”. A medida que el virus evoluciona, puede adaptarse y evadir los sistemas de respuesta del organismo.
Durante el último mes, aproximadamente el 44% de los países ha reportado un aumento en los casos, revirtiendo la tendencia de disminución que se había observado desde mediados de 2022. Este incremento puede resultar en un aumento de hospitalizaciones y fallecimientos, aunque hasta el momento, la tasa de mortalidad de Eris parece ser menor que la de variantes anteriores.
La designación de “variante de interés” para Eris está basada en un sistema de clasificación que asigna niveles de prioridad según el impacto en la salud pública y social. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) establece tres categorías:
- Variantes bajo monitoreo (VUM).
- Variantes preocupantes (VOC), con un impacto significativo en la salud pública.
- Variantes de interés (VOI), que requieren seguimiento aunque su impacto pueda ser menor.
La cepa Eris fue clasificada como variante de interés debido a su rápida expansión. En un período de un mes, los casos globales aumentaron en un 80%, según reportó la OMS. Antes de esto, se tenía conocimiento de la evolución del virus en esta cepa.
La variante Eris es una descendiente de la cepa Ómicron, que previamente fue clasificada como variante de preocupación debido a su significativo impacto. La incertidumbre persiste en torno a la efectividad de las vacunas ante esta nueva amenaza, lo que resalta la necesidad de una vigilancia continua y una adaptación constante en la estrategia de inmunización.