En la más reciente edición de la revista Nature Medicine, el mundo conoció que cinco personas que recibieron tratamientos con hormonas de pituitaria extraídas de cadáveres resultaron con alzhéimer. Se trataría de los primeros casos conocidos de transmisión de la enfermedad. Fue, aseguran los expertos, un experimento involuntario con resultados trágicos.
De acuerdo con la reconocida publicación, una de las revistas de divulgación científica más importantes del mundo, los pacientes, de baja estatura, afectados con este tratamiento experimental recibieron hormonas del crecimiento de pituitaria –una glándula del tamaño de un guisante en la base del cerebro– de cadáveres.
Esto se hizo en la mayoría de los casos durante años, y comenzaron a mostrar síntomas de demencia cuando tenían entre 38 y 55 años, pese a carecer de las variantes genéticas presentes en otros casos tempranos.
Detrás de este tratamiento está un equipo del University College de Londres que, citado por Nature Medicine, explicó que el experimento involuntario podría, sin embargo, arrojar luces sobre los enigmáticos mecanismos de la enfermedad, que todavía carece de un tratamiento eficaz.
Según los investigadores, en los cerebros de los pacientes fallecidos encontraron acumulaciones anómalas de dos proteínas: beta amiloide y tau.
Ese mismo equipo de investigadores, liderados por el neurólogo John Collinge, alertaron en el año 2015 que habían detectado sospechosas placas de beta amiloide en el cerebro de seis personas que murieron por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob tras recibir hormonas de crecimiento.
Tres años más tarde, los mismos investigadores detectaron beta amiloide en lotes de la hormona almacenados durante varias décadas y comprobaron que esas proteínas provocaban demencia en ratones de laboratorio.
Por esta razón, el equipo de Collinge está convencido de que fueron encontrados los cinco primeros casos conocidos de transmisión accidental del alzhéimer.
No obstante, el equipo de Collinge admitió que los tratamientos con hormonas de cadáveres se eliminaron hace décadas, en 1985, y que “no hay ninguna prueba de que las beta amiloides se puedan transmitir en otros contextos, por ejemplo, durante las actividades de la vida diaria o al proporcionar cuidados rutinarios”.
Los autores, no obstante, invitan a revisar las medidas en vigor para evitar la transmisión accidental del alzhéimer en procedimientos quirúrgicos invasivos. “La principal preocupación son los instrumentos empleados en neurocirugía, hay que asegurarse de que están descontaminados”, explicó Collinge en el diario El País de España.
Un estudio internacional realizado hace poco más de una década constató 226 casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob que fueron provocados por tratamientos con hormonas de crecimiento procedentes de cadáveres.
Casi 2.000 personas en Reino Unido recibieron hormonas del crecimiento obtenidas de cadáveres entre 1959 y 1985. Hasta la fecha, se han observado unos 80 casos de enfermedad de Creutzfeldt-Jakob provocados por estos tratamientos. Lo esperable, argumentan los investigadores, sería encontrar más casos de alzhéimer en este grupo de pacientes.
World Alzheimer Report 2022 estima que cada tres segundos alguien en el mundo desarrolla algún tipo de demencia. Esta cifra sigue aumentando, impulsada por el envejecimiento de la población.
Según Leonardo Palacios Sánchez, profesor de neurología de la Universidad del Rosario, cerca de 55 millones de personas sufren demencia en todo el mundo, de las cuales entre el 60 % y el 70 % padecen la enfermedad de Alzheimer.