La desaparición del submarino Titán le ha dado la vuelta al mundo, el sumergible se encontraba recorriendo los restos del transatlántico británico Titanic cuando se perdió su ubicación y la comunicación con los cinco tripulantes.

Cuando un ser humano se sumerge en el agua, el cuerpo experimenta una serie de cambios a medida que se va incrementando la profundidad. Uno de ellos, es la diferencia de presión en los oídos, pues a los cinco metros de hondo, el aire en el interior del tímpano se comprime, lo que causa un fuerte dolor y molestias. Aunque, mediante la maniobra de Valsalva, se puede compensar dicha presión para seguir descendiendo.

Presión en los oídos, pues a los 5 metros de hondo, el aire en el interior del tímpano se comprime, lo que causa un fuerte dolor y molestias. | Foto: Archivo Semana

A medida que se va bajando, la presión va aumentando 1 atmósfera cada 10 metros; esto implica que, así se haya compensado la presión en los oídos, la disponibilidad de aire se convierte en un problema.

De acuerdo a una publicación científica especializada en otorrinolaringología, el buceo recreativo tiene riesgos para la salud, en especial, para el aparato auditivo. Es por ello que los médicos insisten estar bajo una práctica supervisada y bajo estándares máximos de seguridad.

A partir de los 30 metros de profundidad comienza a manifestarse un fenómeno llamado “narcosis de nitrógeno”, el cual comprime el aire que se respira aumentando la cantidad total de nitrógeno en los tejidos, lo que lleva a interferir en los procesos metabólicos normales; de manera que afecta el cerebro, así lo indica la página web Mejor con Salud.

Ante dicha situación, la narcosis puede llevar a una toma de decisiones deficiente con otros síntomas que lo acompañan y que pueden ser graves:

Alos 30 metros de profundidad, comienza a manifestarse un fenómeno llamado “narcosis de nitrógeno”. | Foto: Getty Images / Mohammed Haneefa Nizamudeen
  • Euforia
  • Dolor de cabeza
  • Desorientación
  • Pérdida de la consciencia

Luego de los 60 metros de profundidad, la densidad del aire se vuelve mayor, lo que provoca una mayor concentración de oxígeno en los tejidos, esto puede llevar a que la persona tenga constantes calambres, náuseas, visión en túnel e incluso puede llegar a convulsionar.

Es por eso que los buzos técnicos superan esas limitaciones, ya que utilizan mezclas de gases especiales que permiten solventar, en parte, estos problemas. Cabe mencionar que un buceador técnico certificado puede descender a profundidades que van desde los 60 metros hasta más de 100 metros. Aunque deberá obtener una credencial que le dé el aval y que se encuentre expedida por las instituciones encargadas de autorizar.

Esto es lo que pasa cuando una persona recibe poco oxígeno

Cuando el cuerpo no recibe el oxígeno suficiente, la sangre no se alcanza a oxigenar y como consecuencia se pueden afectar los músculos, nervios, huesos o tejidos que tienen que ver con la respiración.

Esta imagen sin fecha, de OceanGate Expeditions, muestra su sumergible Titán en una plataforma esperando la señal para sumergirse. | Foto: Handout/OceanGate Expeditions / AFP

Por otra parte, los expertos detallan que los labios, las uñas y la piel se pueden empezar a tornar azulado. También puede haber pérdida de conocimiento y arritmia, así como un ritmo irregular en los latidos del corazón. Adicional a ello, puede aparecer hipoxia cerebral, que se da cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro. De acuerdo con Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, esta afección puede ocasionar síntomas como la falta de coordinación, trastorno del habla, y la ausencia de respuesta de la pupila del ojo a la luz.