De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus), la presión arterial “es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo”, que cuando alcanza máximos niveles se le denomina hipertensión, misma que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) provoca enfermedades cardiovasculares.
“Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la mayoría de los países de las Américas, y son responsables del 30% de las muertes en la región”, señala en un comunicado de prensa la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Aunque la presión arterial alta suele no presentar síntomas, ciertamente quienes sí los experimentan tienen dolores de cabeza, sangrados nasales y dificultad para respirar.
Los factores que inciden en la hipertensión son la inactividad física, el consumo de tabaco —incluso el vapeo—, la obesidad, la ingesta excesiva de sal, el estrés, y los bajos niveles de potasio, asegura la Clínica Mayo. Pero uno muy común y del que poco se habla es el consumo excesivo de alcohol.
La presión arterial alta y el consumo excesivo de alcohol
Según el centro médico especializado, la ingesta excesiva de alcohol es perjudicial para la salud porque puede aumentar la presión arterial, incluso inhibir los efectos de los medicamentos que ayudan a controlarla.
Explica que cuando se habla de un consumo moderado de esta bebida se refiere a “consumir una copa por día para las mujeres, dos en el caso de los hombres”. No obstante, restringir su ingesta es la mejor decisión.
Por su parte, la Biblioteca Cochrane, a través de la revisión de 32 estudios en donde 767 hombres de 18 a 96 años fueron estudiados, determinó que las dosis bajas de alcohol no tenían un impacto sobre la presión arterial, pero sí aumentaban la frecuencia cardiaca, por lo menos seis horas después de su consumo.
Por tanto, la Clínica insta a evitar el consumo de alcohol, porque los daños no solo son sobre la salud, sino que tienen un impacto sobre la vida de otras personas.
Enfermedades que aparecen por el consumo de alcohol
En un informe, la OMS asegura que por lo menos cada año se registran 3 millones de muertes alrededor del mundo por el consumo excesivo de alcohol, un depresor que, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) es un componente “que hace más lenta la actividad del cerebro, lo que provoca que los músculos se relajen, y que la persona se calme y alivie”.
Por su parte, MedlinePlus dice que afecta el sistema nervioso, “es decir, es una droga que hace más lenta la actividad cerebral”, por lo que uno de sus efectos es el cambio en el estado de ánimo y en el comportamiento, afectando negativamente las capacidades cognitivas como el pensamiento y la memoria.
Y aunque sugiere evitar su consumo, quienes no lo hacen deberían tener una ingesta moderada, corriendo el riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardíacas. No obstante, la enciclopedia médica es contundente en asegurar que menores de 21 años, mujeres en estado de embarazo o quienes consumen medicamentos deberían limitar su consumo.
Por esto, los factores de riesgo —para las personas que beben alcohol— son notables para la Clínica Mayo, como la depresión o problemas mentales, los antecedentes familiares, entre otros. Por tanto, problemas como la gastritis, la enfermedad hepática y la hipoglucemia pueden surgir tras un consumo regular de alcohol.
Finalmente, no se deben minimizar otras consecuencias por el consumo exagerado de alcohol, como probables accidentes automovilísticos, implicaciones en relaciones sexuales riesgosas o forzadas, como abusos o violaciones.