El comportamiento de las mascotas puede determinar la relación que tienen con sus dueños y con otros animales, lo cual también repercute en su estado de ánimo.
De hecho, una de las dudas frecuentes de algunos dueños de los perros es cómo hacer que sean más amables. No obstante, algunos no saben qué es específicamente lo que influye en la forma en la que se comportan e incluso hay otros que tienen problemas debido a la agresividad de su mascota.
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de São Paulo de Brasil (USP) mostró cuáles fueron los aspectos que provocaron que algunos perros sean más agresivos que otros.
“Los comportamientos agresivos a menudo se incluyen en la categoría de comportamientos ‘no deseados’, ya que en su mayoría se asocian con contextos negativos y posibles mordeduras o incidentes de ataque”, indicaron los autores del estudio, que fue publicado en la revista científica Applied Animal Behavior Science.
La investigación se realizó a partir de 665 participantes dueños de perros que les dieron información a los científicos sobre ellos mismos y sus mascotas. A su vez, se conoció que 223 propietarios de perros aportaron otros datos opcionales sobre los animales.
Durante el período de recolección de información, los investigadores compartieron dos cuestionarios con los participantes en los que les pedían detalles descriptivos de los perros, su entorno y sus hábitos como dueños de los perros.
Entre los resultados, los investigadores encontraron que algunas características puntuales influyeron directamente en los perros que viven en zonas urbanas.
Entre otros factores están “tanto el peso del perro, la morfología del cráneo y el sexo, y las propiedades socioambientales como el sexo y la edad de sus dueños, el régimen de entrenamiento y el hábitat doméstico, afectaron significativamente las probabilidades de ausencia total o incidencia significativa de mayor agresión en perros urbanos”.
Después de analizar todos estos factores, encontraron que la explicación de qué es lo que determina el nivel de agresividad de los perros no depende de una sola causa.
“Nuestros resultados refuerzan cómo el comportamiento individual, combinado con la genética, la fisiología, las experiencias de vida y los contextos ambientales únicos de los perros interactúan a lo largo del desarrollo para producir los patrones de expresión observados”, señalaron los autores.
Agregaron, sin embargo, que hay factores que sí pudieron descartar para establecer qué perros tienen más probabilidades de ser más agresivos.
Señalaron, a su vez, que no hay evidencia de que una u otra raza puedan ser más violentas. En cambio, indicaron que los resultados apuntan a que el comportamiento individual, la genética, la fisiología y algunos contextos ambientales podían determinar sus patrones de conducta.
¿Qué hace más agresivos a los perros?
El hecho de que un perro sea más grande no implica que tenga más probabilidades de ser más agresivo. De hecho, era justamente lo contrario. Por cada kilogramo de peso, el riesgo de que el perro mostrara un comportamiento agresivo bajaba cerca del 3 %.
También encontraron que las hembras eran un 40 % menos agresivas con sus dueños que los machos.
“Se encontró que el género del propietario es un buen predictor del comportamiento hacia los extraños, en el sentido de que la ausencia de agresividad fue un 73 % más frecuente entre los perros de las mujeres”, dijo Flávio Ayrosa, quien fue citado en una nota de prensa de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp).
Pero tal vez uno de los factores predictores más importantes fue el tipo de cráneo de los perros. “La longitud del hocico fue aún más significativa: la agresividad hacia el dueño era un 79 % más probable entre los perros braquicéfalos que entre los mesocefálicos”, agregó Ayrosa.
Los perros braquicéfalos son todos los que tienen una cara más chata, como los bulldog inglés, el bulldog francés, el carlino, el pequinés y el Boston terrier.
“Los resultados destacan algo que hemos estado estudiando durante algún tiempo: el comportamiento surge de la interacción entre el animal y su contexto. El entorno y la relación dueño-mascota, así como la morfología, son factores que influyen en cómo las mascotas interactúan con nosotros y cómo interactuamos con ellos”, dijo Briseida de Resende, una de las autoras del estudio y profesora del Instituto de Psicología del USP.