La exposición a coronavirus causantes del resfriado común puede contribuir a la inmunidad preexistente frente al covid-19, según un nuevo estudio de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, Estados Unidos).

El estudio, publicado en la revista ‘Journal of Clinical Virology Plus’, examinó las respuestas inmunitarias en dos categorías de individuos de Lagos (Nigeria): trabajadores sanitarios de un hospital universitario y miembros de la población general residentes en cinco localidades.

“Del 83 % de las personas en nuestro estudio que estuvieron expuestas al coronavirus del resfriado común, encontramos que sus células T reaccionaron de forma cruzada con el SARS-CoV-2, lo que sugiere el hecho de que las personas que han estado expuestas a estos coronavirus genéticamente relacionados tienen inmunidad que les protege de futuras infecciones por SARS-CoV-2″, afirma el profesor asistente de salud global en el Instituto de Salud Global de Rutgers y autor principal del estudio, Bobby Brooke Herrera.

Los hallazgos de los investigadores brindan información sobre los factores que pueden influir en la preparación y las respuestas ante brotes de enfermedades infecciosas a nivel mundial, como el desarrollo de vacunas.

Los hallazgos de los investigadores brindan información sobre los factores que pueden influir en la preparación y las respuestas ante brotes de enfermedades infecciosas a nivel mundial, como el desarrollo de vacunas. | Foto: Semana

Los temas abordados en el estudio incluyen: asociaciones entre la inmunidad y la paradoja africana de alta infección por SARS-CoV-2 con baja mortalidad; alta seroprevalencia de SARS-CoV-2 en los trabajadores de la salud de Lagos y en la comunidad, lo que indica tasas de infección potencialmente mayores que las informadas.

También abordan técnicas de laboratorio para examinar las características de la inmunidad preexistente al coronavirus, como los anticuerpos dirigidos sólo contra la proteína de la nucleocápside del SARS-CoV-2 más conservada en comparación con los anticuerpos contra la nucleocápside del SARS-CoV-2 y las proteínas de pico.

Asimismo, incluyen una dinámica asociada con una infección previa por SARS-CoV-2 y una respuesta de anticuerpos reforzada a la vacuna AstraZeneca COVID-19; y la detección de la exposición viral mediante el examen de las respuestas de las células T contra la proteína de la nucleocápside del SARS-CoV-2 mediante un nuevo análisis de sangre total.

Los resultados de este estudio son únicos porque los datos se recopilaron en un período crítico durante la pandemia. Los investigadores observaron las respuestas inmunitarias de anticuerpos y células T de las personas antes y después de ser vacunadas. La mayoría de las personas han estado expuestas a los antígenos del SARS-CoV-2 por infección o vacunación, dijo Herrera.

“Sin embargo, todavía hay muchas incógnitas relacionadas con COVID-19, y cuanto más podamos entender, mejor equipados estaremos para desarrollar mejores diagnósticos y vacunas para esta enfermedad y otras enfermedades infecciosas”, explica el investigador Herrera.

“Estamos tratando de entender si las vacunas basadas en células T realmente brindan protección cruzada. Sabemos que pueden reconocer de forma cruzada otros coronavirus, pero no sabemos si el reconocimiento cruzado realmente significa protección cruzada. Si es así, eso conducirá potencialmente a una estrategia novedosa para el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus”, advierte.

OMS y autoridades sanitarias vigilan de cerca nueva variante del virus covid-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades sanitarias de Estados Unidos anunciaron el viernes que vigilan de cerca una nueva variante del virus del covid-19, denominada BA.2.86, aunque de momento se desconoce su potencial impacto.

La OMS decidió clasificar la nueva variante “en la categoría de variantes bajo vigilancia por el gran número de mutaciones [más de 30] del gen Spike que tiene”, indicó la organización en su boletín epidemiológico dedicado a la pandemia de covid-19, divulgado el viernes de madrugada.

La OMS decidió clasificar la nueva variante “en la categoría de variantes bajo vigilancia por el gran número de mutaciones [más de 30] del gen Spike que tiene”. | Foto: Restringido

Es la proteína Spike la que da al virus su aspecto erizado y la que hace que el SARS-CoV-2 pueda penetrar en las células del huésped.

De momento, la nueva variante solo ha sido detectada en Israel, Dinamarca y Estados Unidos.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y Detección de Enfermedades (CDC) indicaron que están vigilando de cerca la variante, en un mensaje publicado en la red social X (ex Twitter).

Actualmente, solo se conocen cuatro secuencias de esta variante, sin que guarden ninguna relación epidemiológica conocida, explicó la OMS.

“El impacto potencial de las mutaciones BA.2.86 se desconoce actualmente y se está estudiando minuciosamente”, precisó la organización, que reiteró la importancia de seguir vigilando, secuenciando y avisando a las autoridades competentes para poder tener una visión exacta del conjunto de la pandemia de covid-19.

La OMS está monitoreando tres variantes de interés (XBB.1.5, XBB.1.16 y EG.5) y siete variantes están bajo vigilancia (BA.2.75, BA.2.86, CH.1.1, XBB, XBB.1.9.1, XBB.1.9.2 y XBB.2.3).

La mayor parte de los países que pusieron en marcha dispositivos de vigilancia específicos de la presencia del virus del covid-19 y de sus variantes los han desmantelado, al considerar que la amenaza había disminuido y que el gasto que representaban no se justificaba.

A principios de mayo, la OMS dejó de considerar la pandemia como una emergencia sanitaria mundial, pero “el virus continúa circulando en todos los países, continúa matando y continúa cambiando”, advirtió la semana pasada el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

A principios de mayo, la OMS dejó de considerar la pandemia como una emergencia sanitaria mundial. | Foto: AFP