En México, un impuesto de 2014 sobre las bebidas azucaradas elevó los precios de estos productos un 11 % y redujo, en dos años, el consumo en un 37 %. En Reino Unido, la industria de las bebidas bajó el contenido de azúcar en respuesta a un impuesto de 2018. El efecto se conoce como reformulación. Un año más tarde, las personas consumían, en promedio, una bebida azucarada de 250 ml menos por semana y la reemplazaron por una sin azúcar. Con ello, después de cuatro años, el azúcar que se consumía en bebidas gravadas se redujo un 35 %.

Algo similar sucedió en Sudáfrica, país que en 2018 introdujo un impuesto del 10 % sobre las bebidas azucaradas. Un año después, los hogares urbanos compraban un 29 % menos de estos productos y consumían 51 % menos de azúcar.

En la práctica, lo que se busca es sencillo: desincentivar su consumo en la medida en que resulten más cotosas para el consumidor final. Y, así, un efecto en cadena: si se ingieren con menos frecuencia, el porcentaje de azúcar que consuman los ciudadanos disminuirá significativamente, al igual que enfermedades como la diabetes, la obesidad y las cardiovasculares. | Foto: © 2012 AS Colgan

Los datos fueron recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sirven como referente para lo que podría pasar en Colombia que desde este miércoles, primero de noviembre, pondrá en marcha su propio impuesto a estas bebidas, además de alimentos y preparaciones ultraprocesadas, medida a la que la Corte Constitucional le dio vía libre el pasado 25 de octubre.

En la práctica, lo que se busca es sencillo: desincentivar su consumo en la medida en que resulten más cotosas para el consumidor final. Y, así, un efecto en cadena: si se ingieren con menos frecuencia, el porcentaje de azúcar que consuman los ciudadanos disminuirá significativamente, al igual que enfermedades como la diabetes, la obesidad y las cardiovasculares.

Se trata de un esfuerzo que se inscribe dentro de la ‘guerra’ que la OMS le declaró al azúcar hace casi una década, cuando alertó que la ingesta abusiva de azúcares libres —los que se añaden a los alimentos por el fabricante, el cocinero o el consumidor y los naturalmente presentes en la miel, los jarabes o los zumos— aumentaron en todo el mundo enfermedades no transmisibles o crónicas como el cáncer, el asma o la diabetes.

“La OMS admitió su preocupación por el consumo de bebidas azucaradas, cuya ingesta está estrechamente relacionada con la obesidad y el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardíacas o la gota”, asegura en SEMANA el médico nutricionista y experto en salud pública Raúl Merino.

En materia de obesidad y sobrepeso en Colombia, en 2021, Minsalud estimó en 56,4 el porcentaje de colombianos con exceso de peso, buena parte de ellos son niños.

Y agrega: “Colombia estaba en mora de tener un impuesto de esta naturaleza, pese a la presión y el lobby que ha hecho la industria del azúcar en el país para que no se lograra, ignorando que los mayores perjudicados con el consumo desbordado de este tipo de bebidas son los jóvenes y los niños”.

¿Cómo se aplicará en Colombia?

Tal como explica el doctor Merino, se trata un impuesto que se incrementará, gradualmente, hasta el año 2025. Desde este primero de noviembre, las bebidas que tengan seis o más gramos de azúcar tendrán un gravamen de $ 18 por cada 100 mililitros. Para 2024, aumentará a $ 28; en 2025, hablamos de $ 38.

En el caso de las bebidas que tengan 10 gramos o más de azúcar, el impuesto será de $ 35 por cada 100 mililitros desde este miércoles. En 2024 y 2025 serán de $ 55 y $ 65, respectivamente.

Por otra parte, las bebidas que tengan menos de seis gramos de azúcares añadidos por cada 100 mililitros tendrán un gravamen de $ 0, lo que deja abierta la puerta para que en algún momento se incremente ese valor (a partir del 2025 el impuesto de $ 0 solo aplicará para las bebidas de menos de cinco gramos).

Productos tradicionales como el Chocoramo aumentarán de precio con el impuesto saludable.

Sin embargo, para Camilo Angarita González, experto en salud pública de la Universidad del Valle, estos impuestos no son suficientes. Y recuerda que en países donde se han aplicado medidas similares, estos han estado acompañados de una regulación en materia de la publicidad que se emite en horarios familiares sobre estos productos y sobre el etiquetado frontal con los valores nutricionales de los mismos.

Y cita estudios de la facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, que evidencian que entre los riesgos asociados a la mortalidad en Colombia existe un incremento considerable de las cifras de hipertensión y prehipertensión. De ahí que “poco más del 40 % de la población, tanto adulta como infantil, padece alguna de estas dos condiciones. Por lo que eran urgentes en Colombia campañas dirigidas a la población para disminuir el consumo de alimentos ricos en sodio, azúcares añadidos o grasas saturadas”.

Un panorama parecido se vive en materia de obesidad y sobrepeso en Colombia. En 2021, MinSalud estimó en 56,4 el porcentaje de colombianos con exceso de peso.