En su más reciente Boletín Epidemiológico Semanal, el Instituto Nacional de Salud (INS) hizo un análisis de la desnutrición infantil durante el año pasado. Como resultado, encontró que fue uno de los años más críticos para esa condición médica.
La cantidad de casos reportados fue la más alta desde que se vigilan este fenómeno de niños menores de cinco años desnutridos en el país.
Para vigilar los efectos que dejaba la desnutrición en la población infantil, a partir de 2016 el sistema de salud empezó a recoger información sobre los pequeños que se encuentran en su primera infancia y son diagnosticados con desnutrición. Las primeras cifras oficiales fueron publicadas en 2017.
Según el análisis del INS, las cifras se incrementaron entre 2017 y 2019, pues la tasa de menores de cinco años con desnutrición pasó de 0,28 casos por cada 100 niños en 2017 a 0,46 casos por cada 100 niños en 2019.
“Entre 2020 y 2021 se presentan una disminución en la prevalencia con 0,20 y 0,41 por cada 100 menores de 5 años respectivamente, posiblemente relacionado con el cierre de servicios de atención en salud ambulatorios como respuesta a la pandemia por covid-19″, agregó el INS.
Pero en 2022 las cifras tuvieron un incremento pronunciado, aun en comparación a los registros de los años previos a la pandemia. Las cifras muestran que durante el año pasado se documentó una tasa de 0,55 casos de desnutrición infantil por cada 100 niños menores de cinco años.
Las cifras del INS muestran que hubo partes del país donde la situación fue crítica. Por ejemplo, advierten que entre los municipios con menos de 20.000 habitantes hubo situaciones especialmente graves en Bagadó y El Cantón de San Pablo, ambos municipios del Chocó.
Allí, las autoridades encontraron que el 10,2 % y el 8,1 % de sus niños menores de cinco años fueron diagnosticados con desnutrición. Es decir, uno de cada diez menores en primera infancia estaban desnutridos.
¿Por qué hubo tantos casos en 2022?
Hay dos causas que el INS esboza para explicar por qué la cantidad de notificaciones de niños menores de cinco años con desnutrición. Por un lado, señaló que hubo impactos profundos de la pandemia de covid-19 en la seguridad alimentaria, especialmente en las comunidades más vulnerables del país.
Esta idea también está soportada por las cifras que publican otras entidades del Estado, como el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), que en sus reportes ha mostrado que la cantidad de colombianos que consumen al menos tres comidas diarias se redujo después del confinamiento de 2020.
Pero hay otra hipótesis que también ayuda a entender el salto que hubo en las notificaciones de la desnutrición infantil durante los últimos años y está estrechamente relacionada con la capacidad que tiene el sistema de salud para vigilar este fenómeno.
Así lo dejó ver el INS cuando señaló cuáles fueron las entidades territoriales más afectadas por la desnutrición infantil en el país.
“Las entidades territoriales con las prevalencias más altas en 2022 fueron: La Guajira, Arauca, Casanare, Vichada, Guainía, Vaupés, Guaviare, Chocó y Bogotá. Dentro de los aspectos a resaltar en dichas entidades está la alta presencia de población indígena y en el caso de Bogotá, también un ejercicio de fortalecimiento en la notificación”, puntualizó la entidad.
Además, el INS señaló que hay niños de distintas poblaciones que han estado especialmente afectadas por la desnutrición. Ese es el caso de los menores de edad que pertenecen a comunidades indígenas o que son migrantes.
“La desnutrición aguda se presentó con mayor severidad en las poblaciones indígenas, con mayor presentación de signos clínicos, reincidencia y menores registros en perímetro braquial”, fue una de las conclusiones del reporte del INS.
Por último, la entidad dio algunas recomendaciones a las autoridades para contrarrestar este fenómeno. Entre otras cosas, pidieron prestarles especial atención a los niños que han padecido desnutrición en más de una ocasión, que pertenecen a comunidades vulnerables o que se encuentran en poblaciones rurales dispersas.
Y aconsejaron “realizar programas enfocados a los niños y niñas con riesgo de desnutrición como estrategia anticipatoria a los desenlaces fatales y propendiendo el fortalecimiento las estrategias de prevención de la desnutrición en este grupo poblacional”.