Las vitaminas son nutrientes clave para el buen funcionamiento del organismo. Su ingesta regular debe ser una prioridad y para obtenerlas solo se debe llevar una alimentación balanceada en la que se incluyan frutas, verduras y proteínas magras, además de cereales integrales.
Cada una de ellas cumple funciones determinantes. Unas ayudan a la coagulación dela sangre, otras a fortalecer el sistema inmune, unas más a cuidar los huesos y músculos y también están las que ayudan a cuidar la salud de los ojos como es el caso de la vitamina E.
Al igual que otros antioxidantes, este nutriente contribuye para prevenir el daño causado por los radicales libres y las enfermedades oculares. Consumir vitamina E a través de los alimentos puede proteger contra la formación de cataratas relacionadas con la edad, las cuales nublan la visión.
Su aporte a los ojos también se debe a que al mejorar la función cardiovascular, previenen enfermedades derivadas de altos niveles de colesterol en el cuerpo y otras afecciones como la diabetes las cuales, se suelen manifestar a través de síntomas de reducción de la vista.
Por ello es importante incluir en el menú los siguientes alimentos que aportan este nutriente, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
- Aceites vegetales de maíz (como los aceites de germen de trigo, girasol, cártamo, maíz y soya).
- Nueces (como las almendras, el maní y las avellanas).
- Semillas (como las semillas de girasol).
- Hortalizas de hoja verde (como las espinacas y el brócoli).
- Cereales fortificados para el desayuno, jugos de frutas, margarinas y productos para untar enriquecidos. Enriquecidos o fortificados quiere decir que a los alimentos les han agregado las vitaminas.
¿Qué pasa si hay deficiencia?
Normalmente, las personas sanas no presentan carencia de esta vitamina. Casi siempre su deficiencia está relacionada con ciertas enfermedades que causan una mala absorción o digestión de las grasas. Algunos ejemplos incluyen la enfermedad de Crohn, la fibrosis quística y ciertas enfermedades genéticas poco frecuentes como la “abetalipoproteinemia” y la ataxia con deficiencia de vitamina E .
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos indican que el sistema digestivo necesita algo de grasa para absorber esta vitamina, de la cual si se presenta carencia la persona puede sufrir, además de los problemas de visión, “daños a los nervios y los músculos con pérdida de sensibilidad en los brazos y las piernas, pérdida de control del movimiento corporal y debilitamiento del sistema inmune”.
Evidencia en torno a esta vitamina
Las investigaciones sobre del uso de la vitamina E para afecciones específicas muestran lo siguiente, según el instituto de investigaciones Mayo Clinic.
- Enfermedad de Alzheimer. La mencionada institución asegura que hay estudios según los cuales las dosis altas de vitamina E podrían retrasar la evolución de la enfermedad de Alzheimer en personas que hayan recibido un diagnóstico de esta afección de leve a moderada. Sin embargo, se requiere más investigación para determinar, por ejemplo, el efecto de los suplementos en el deterioro cognitivo leve.
- Enfermedades hepáticas. Los estudios demuestran que la vitamina E podría mejorar los síntomas de la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Sin embargo, también hay evidencia que sugiere que tomar vitamina E por vía oral para estos fines durante dos años está relacionado con la resistencia a la insulina.
- Preeclampsia. No se ha demostrado que aumentar el consumo de vitamina E evite este padecimiento que incide en la presión arterial durante el embarazo.
- Cáncer de próstata. Las investigaciones demuestran que la vitamina E no previene el cáncer de próstata. Se requieren más análisis en torno a que los suplementos de vitamina E podrían aumentar el riesgo de esta enfermedad.
Referencias:
National Institutes of Health
Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos