Adriana Blanco Marquizo es quizá una de las especialistas que más conoce los problemas que el tabaquismo y su falta de control y regulación generan en el mundo. Se trata de una médica, con maestría en políticas de prevención de adicciones en niños y adolescentes del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH).
Participó activamente en las actividades de control del tabaco en su país natal, Uruguay, lo que contribuyó a que este se convirtiera en la primera nación libre de humo de América. Y antes de incorporarse a la Secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud, OMS, Blanco trabajó como jefa de la Unidad de Factores de Riesgo y Nutrición del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud.
En diálogo con SEMANA, la experta narra la batalla que se libra contra la industria tabacalera, a la que acusa de no se da por vencida por tratar de mantener su fuente de ingresos.
SEMANA: Se estima que cada año más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. ¿Cómo está el consumo de este producto en el mundo?
Adriana Blanco (A.B.): Si bien desde la entrada en vigor del convenio marco de la OMS para el control del tabaco hemos visto un descenso de la prevalencia del consumo de tabaco, especialmente del tabaco fumado, por primera vez el último informe que la OMS demuestra que no solo la prevalencia está bajando sino el número absoluto de fumadores. No estamos donde quisiéramos estar a 18 años de la entrada en vigor el convenio, pero es buen síntoma.
SEMANA: ¿A qué se debe que ese consumo no sea más bajo?
(A.B.): La industria tabacalera no se da por vencida por tratar de mantener su fuente de ingresos. A pesar de que el convenio marco tiene un artículo, el 5.3, específicamente dedicado a su interferencia, con unas directrices de aplicación que guían a los países en cómo aplicar estas medidas, la industria sigue con sus mismas estrategias tratando de minar cualquier esfuerzo del control del tabaco. Porque, por más que diga que quiere ser parte de la solución, no puede lograrlo porque su objetivo es ganar dinero. Y para hacerlo tienen que vender productos malos para la salud. Por tanto, nunca habrá una solución que le sirva a la industria y a la salud pública al mismo tiempo. Ellos no son parte de la solución, son parte del problema. Ellos crean el problema y lo mantienen.
SEMANA: ¿Cómo está el panorama del tabaquismo en Colombia?
(A.B.): Colombia viene trabajando en el control del tabaco, tiene buenas medidas para reducir la demanda, como la regulación de espacios libre de humo, la eliminación total de publicidad, promoción y patrocinio. Y tiene algunas áreas donde aún puede avanzar, como el tema de advertencias sanitarias: la parte gráfica de las mismas debe ser más grande. Incluso, considerar el etiquetado genérico que varios países han adoptado para disminuir el atractivo de las cajetillas para los jóvenes. Otro tema es el aumento de impuestos, que es la medida individual más efectiva para disminuir el consumo; en especial en los jóvenes, que son la puerta de entrada al mundo del tabaco, y en personas con menores recursos, las que menos pueden enfrentar los problemas de salud que conlleva el tabaquismo.
SEMANA. Hace unas semanas, la OMS emitió un fuerte comunicado contra la industria tabacalera, por obstaculizar los esfuerzos en salud pública para enfrentar el tabaquismo. Ha sido, quizá, su más fuerte pronunciamiento sobre el tema...
(A.B.): Los embates de la industria tabacalera están siendo cada vez más fuertes e incluso atacan a organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el control del tabaco, mediante unos grupos de fachada que defienden intereses de la industria, tratando de desacreditarlas dentro del país y poner a la opinión en su contra. La OMS quiso evidenciar que la industria está atacando a quienes están trabajando por la salud pública.
SEMANA. Usted lidera el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, que se reunirá en noviembre de este año. ¿Cómo se ha visto obstaculizado el trabajo que ustedes hacen por cuenta de las presiones de la industria?
(A.B.): Es el órgano directivo fundamental de la Conferencia de las Partes del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. En otras palabras, es un espacio en el que todos los países que son parte del convenio se reúnen cada dos años para tomar decisiones en relación al control del tabaco y la aplicación del convenio para los futuros dos años. El tema que siempre nos preocupará es el de la interferencia de la industria. Sabemos que hay dificultades y en la mayoría de los pasos la interferencia de la industria es el peor problema que enfrentan para implementar el convenio. Lo que se busca es llegar a una prevalencia de 5 por ciento o menos de personas fumando en la población.
SEMANA: ¿Cómo entran en esta tarea los cigarrillos electrónicos?
(A.B.): Hay que hacer una definición. Se habla de vapeadores y la industria habla de nuevos productos. Pero hay dos grandes familias de estos: vapeadores y cigarrillos electrónicos (sistemas electrónicos de administración de nicotina). Los países que hacen parte del acuerdo nunca llegaron a un consenso de que estos fueran productos de tabaco. Por otro lado, están los productos de tabaco calentado, que tienen penetración en Colombia. Productos a los que les pone un pequeño cigarro en su interior por lo que igual requieren que se caliente el tabaco; por tanto deben estar regulados. ¿Cuál es la maniobra de la industria? Que hacen promoción del aparato electrónico y no de ese pequeño cigarrilo, cuando el producto no sirve para nada más que para fumar.
SEMANA: Pero los vapeadores también deberían tener una regulación…
(A.B.): Los países tienen dos opciones: la más extrema es que los prohíban, bajo el entendimiento de que no hay certeza aún de sus efectos sobre la salud, entre ellos Brasil, Panamá, Uruguay. La otra opción es regularlos, hacer una enmienda a la ley en la que se incluya a los vapeadores. No regularlos no es una opción. También establecer cómo prevenir la iniciación de los jóvenes, proteger a los no fumadores y regular la publicidad.
SEMANA: Pero, lo que uno le escucha a la industria es que estos dispositivos están diseñados para quienes desean dejar de fumar...
(A.B.): Esa explicación no se atiene a la realidad. Dicen que desarrollan estos productos para quienes desean dejar de fumar, pero la OMS no los ha recomendado con ese fin. Detrás hay un negocio. Si es verdad que no quieren producir más cigarrillos convencionales y que los productos que están haciendo ahora no son para los jóvenes, sino para la gente que desea dejar de fumar, quiere decir que dentro de 50 años la industria dejará de existir. No parece lógico. Cuando generaron cigarrillos con filtros, decían que era para calmar la ansiedad de los fumadores, que era más sano. Hoy en día se sabe que no tienen ese efecto y que además contaminan con plástico. Después inventaron los cigarrillos ligth, pero sabemos que con ellos se tiene que inhalar más profundo y mantener más el humo en los pulmones. La industria tabacalera nos ha acostumbrado a la mentira y la manipulación.