La Guerra Fría dejó cientos de historias que serían demasiado difíciles de creer si no fuera porque en realidad pasaron. Tramas de espías, secretos militares y avances científicos sucedieron con la enorme tensión geopolítica que marcó el destino del mundo durante esos años como telón de fondo.
Recientemente, el medio público británico British Broadcasting Corporation (mejor conocida por su sigla en inglés BBC) desempolvó la historia de una atrevida científica búlgara que pasó por alto los peligros de una dictadura comunista, con el objetivo de salvar vidas y lograr anteponer la ciencia por encima de la ceguera totalitaria.
Su nombre es Radka Argirova y es profesora universitaria de virología. En 1985 Bulgaria estaba bajo la dictadura del Partido Comunista de ese país, había firmado el Pacto de Varsovia y tenía lazos estrechos con la entonces Unión Soviética.
Durante los años 80 el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) empezó a circular con intensidad en territorio búlgaro y a causar profundas afectaciones entre sus habitantes. Pero las autoridades prefirieron hacer la vista gorda ante la enorme problemática de salud pública que estaba cobrando la vida de decenas de personas.
¿La razón? Como el VIH había empezado a afectar con mayor rigor a la población de hombres que tenían sexo con otros hombres y, quienes se contagiaban eran estigmatizados. Por ello, a los dirigentes comunistas les parecía un asunto de las sociedades capitalistas de occidente.
Pues bien, según le contó la profesora Argirova a la BBC, durante los años 80 ella se encontraba en un instituto de investigación de Sofia, la capital de Bulgaria. “Trabajaba en uno de los laboratorios de la Academia Búlgara de Ciencias y había un laboratorio muy interesante para virología en ese instituto”, le dijo la científica al medio citado.
Entre sus investigaciones estaba el VIH, que ya había empezado a circular en la población búlgara. El problema era que no era fácil estudiarlo a raíz de que no tenían las muestras adecuadas para hacerlo, por lo cual la alternativa era traerlas de otro país.
Pues bien, la profesora Argirova aprovechó una invitación a una conferencia científica en Alemania occidental para hablar personalmente con el investigador biomédico Robert Gallo, quien se convirtió en una autoridad para hablar del VIH.
Gallo le preguntó a Argirova cómo estaban las cosas en Bulgaria, qué tanto habían avanzado en la búsqueda e identificación de pacientes con VIH.
“Le respondí: ‘No puedo decírtelo porque no tenemos diagnósticos, así que no sé nada al respecto. Necesitamos hacer tests’. Me dijo: ‘Por favor, hágalos’ y le contesté: ‘Sí, pero no tengo el virus’”, le dijo Argirova a la BBC.
Junto a un compañero de Alemania, el doctor Gallo preparó una muestra del virus. Lo dejaron dentro de un frasco lo suficientemente pequeño como para que Argirova lo cargara en su propio bolso.
“Era rojo y no se podía ver ni el virus ni las células. Era como el vino tinto y tenía dos frascos: uno de ellos con células infectadas y otro con células no infectadas”, aseguró Argirova, quien tomó un vuelo de vuelta a Sofía.
Después del viaje, la viróloga pudo ver de cerca las células del virus y se dio cuenta de que estaban en buen estado. Pero la noticia de que ella y sus colegas habían logrado conseguir una muestra de VIH y lo estaban estudiando en su laboratorio llegó a oídos de los funcionarios del Estado, que la sometieron a intensos interrogatorios para averiguar cómo había logrado conseguir esa muestra.
Pero el trabajo de la científica fue lo suficientemente sólido como para convencer a las autoridades comunistas, que más tarde cedieron y permitieron que el VIH se investigara a profundidad en el país a partir de 1986.
Las cifras del VIH en Bulgaria
Precisamente, según información compartida por la Radio Búlgara, en la actualidad ese país cuenta con una alta cobertura en los tratamientos antirretrovirales que se requieren para tratar adecuadamente a las personas con VIH.
Mientras que en el mundo se calcula que solo el 68 % de las personas infectadas recibe este tratamiento, en territorio búlgaro la cobertura asciende al 98 %. Esto se debe en gran medida a que el Ministerio de Salud de ese país provee ese tratamiento de manera gratuita a todos los pacientes sin importar sus condiciones de afiliación al sistema de salud.
Así mismo, desde 1986 se tiene un cálculo más fidedigno de la cantidad de personas que se han contagiado. Se calcula que entre ese año y noviembre de 2011 hubo alrededor de 3.467 personas infectadas con VIH.