El hecho de que el cuerpo humano necesita una hidratación constante para funcionar correctamente es prácticamente una verdad absoluta en las ciencias de la salud. Sin embargo, en los últimos años ha aparecido nueva evidencia científica de los estragos que puede generar la falta de agua en el organismo.
Hasta ahora, se habían realizado varias investigaciones de carácter epidemiológico para identificar las relaciones de la falta de hidratación con algunos padecimientos como la insuficiencia cardíaca y la enfermedad metabólica.
Entre otras cosas, ya se había encontrado que quienes tenían niveles altos de sodio sérico tenían más probabilidades de morir después de un seguimiento que les hacían los investigadores durante un período de entre 3 y 6 años.
Pero no había mucha evidencia científica sobre la relación entre el envejecimiento prematuro y la falta de hidratación. Al menos hasta ahora.
Este 2 de enero la prestigiosa revista científica The Lancet publicó un estudio llamado ‘El sodio sérico normal alto en la mediana edad como factor de riesgo para el envejecimiento biológico acelerado, las enfermedades crónicas y la mortalidad prematura’.
La investigación se llevó a cabo con recursos del programa de Investigación Intramural del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos(Nhlbi, por su sigla en inglés). A su vez, recibió financiación de fondos federales del NHLBI, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
“El análisis demostró que el sodio sérico en la mediana edad en la parte superior del rango normal (135–146 mmol/l) es capaz de predecir una tasa más rápida de envejecimiento biológico y una mayor carga de enfermedades crónicas”, indicaron los autores de la investigación.
La investigación se hizo a partir de datos de un estudio observacional en el cual siguieron a más de 15.000 personas durante 25 años. Según los hallazgos que encontraron, las falta de una hidratación adecuada puede generar algunos padecimientos como insuficiencia cardíaca, demencia, enfermedad pulmonar crónica, accidente cerebrovascular, diabetes, enfermedad vascular periférica y fibrilación auricular.
Así mismo, indicaron que hay un umbral de sodio sérico en el organismo que los médicos podrían usar durante sus exámenes para identificar a las personas que se encuentran en mayor riesgo. La cantidad de ese químico en la sangre fue clave para evaluar qué tan hidratados estaban los participantes del estudio, quienes se encontraban entre los 45 y los 66 años.
Vale decir, además, que a estas personas les tomaron la edad biológica, que se calcula a partir de algunos factores como la capacidad que tienen las células para duplicarse, algo que responde algunas alteraciones en el ADN.
“La evidencia emergente de nuestro estudio y otros que se han hecho al respecto indica que agregar una buena hidratación constante a algunas opciones de estilo de vida saludable puede ralentizar aún más el proceso de envejecimiento”, le dijo Natalia Dmitrieva, investigadora del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre del NIH a la cadena estadounidense de medios de comunicación NBC.
No obstante, los autores de la investigación también señalaron en la publicación que todavía faltan más estudios de intervención para poder confirmar y aportar mayor evidencia a la relación que hay entre la falta de hidratación en el organismo y los signos de envejecimiento prematuro.
“Con una población que envejece rápidamente y una epidemia emergente de enfermedades crónicas, encontrar mecanismos e implementar medidas preventivas que puedan ralentizar el proceso de envejecimiento se ha convertido en un nuevo desafío para la investigación biomédica y la salud pública. En ratones, la restricción de agua de por vida acorta la vida útil y promueve cambios degenerativos. Aquí, probamos la hipótesis de que una hidratación óptima puede ralentizar el proceso de envejecimiento en humanos”, concluyeron los autores del estudio.