El alzheimer es una enfermedad que con el paso del tiempo ha ido ganando visibilidad en el mundo, donde cada vez más personas son conscientes de la importancia de conocer un poco más acerca de la misma para tratarla, prevenirla o retrasar su llegada; teniendo en cuenta los efectos nocivos que genera, especialmente frente a la pérdida de calidad de vida, tanto para quien la padece, como para sus familiares.
Este es un mal que se desarrolló en el cerebro, donde destruye lentamente la memoria y la capacidad de pensar y, con el avance del tiempo, también puede afectar la capacidad de una persona para realizar tareas sencillas. Según los expertos, los individuos con este padecimiento pueden experimentar cambios en la conducta y su personalidad. Estas modificaciones originan la pérdida de neuronas y de sus conexiones.
Así mismo, es bueno tener en cuenta que esta enfermedad no es una parte normal del envejecimiento, sino que llega como resultado de cambios complejos que se presentan en el cerebro y que empiezan años antes de que los síntomas aparezcan. Una buena dieta, hábitos saludables, hacer ejercicio y mantener chequeos constantes; son las principales recomendaciones de los médicos hoy en día para hacer frente a este mal.
Tanto quien la padece, como su familia más cercana, sufren los estragos de este mal, frente al que la principal herramienta de lucha es la prevención. La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores de todo el mundo, y afecta al pensamiento y al comportamiento a medida que se envejece.
Ahora bien, a la hora de hablar de hábitos saludables, hay una vitamina muy importante, según los expertos, para retrasar o evitar la llegada del alzheimer, se trata de la vitamina D. Ejemplo de esto se aprecia en un estudio genético de la Universidad del Sur de Australia que reveló una relación directa entre la demencia y la falta de vitamina D.
De acuerdo con los investigadores a cargo de este estudio, quienes se centraron en la relación entre la vitamina D, las características de las neuroimágenes y el riesgo de demencia y accidente cerebrovascular, se pudo constatar que los niveles bajos de vitamina D están asociados a volúmenes cerebrales más bajos y a un mayor riesgo de enfermedades como demencia e ictus.
Entre tanto, una reciente información de Europa Press indica que en algunas poblaciones, hasta el 17 por ciento de los casos de demencia pudieron haberse evitado aumentando los niveles de vitamina D en todos los casos (50 nmol/L). Esto sumado a la práctica de hábitos saludables, la cual es determinante para prevenir o retardar la posible aparición de esta enfermedad. Por ejemplo, uno clave es socializar. Estar en contacto con otras personas hace que el cerebro se mantenga activo.
El estudio genético analizó los datos de 294.514 participantes del Biobanco del Reino Unido, examinando el impacto de los niveles bajos de vitamina D (25 nmol/L) y el riesgo de demencia e ictus. Se utilizó la aleatorización mendeliana no lineal (RM), un método que utiliza la variación medida en los genes para examinar el efecto causal de una exposición modificable sobre la enfermedad, para comprobar la causalidad subyacente de los resultados de neuroimagen, la demencia y el ictus.
Según la profesora Elina Hyppönen, investigadora principal y directora del Centro Australiano de Salud de Precisión de la Universidad del Sur de Australia, “la vitamina D es un precursor hormonal al que se le reconocen cada vez más efectos generalizados, incluso en la salud del cerebro, pero hasta ahora ha sido muy difícil examinar lo que ocurriría si pudiéramos prevenir la deficiencia de su consumo”.
¿Dónde encontrar la vitamina D?
El portal Medical News Today reveló que la leche de almendras enriquecida es rica en vitamina D, y esta se puede conseguir en supermercados, pero también se puede preparar y solo se deben remojar por 12 horas una taza de almendras. Después, se les quita la piel y se licuan con cuatro tazas de agua. Posteriormente, cuando se consiga una mezcla homogénea, se cuela y se almacena en un recipiente.
Sobre la cantidad de vitamina D que tiene una taza de leche de almendras, el portal indicó que “puede contener 2.62 microgramos, que es el 13 % del valor diario”.
De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.